La propuesta.

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Vivía en pequeño hermoso y caluroso pueblo llamado Centerville, donde el calor era el mismísimo infierno, yo no era de salir mucho, salvo en ocaciones cuando visitaba a mis amigas o acompañaba a mi papá o a alguno de mis 2 hermanos, no tenía casi amigos por lo que mi círculo de amigos eran 6 personas, la mayor parte del tiempo era ver películas por las tardes y salir para el instituto, no me gustaba salir como los demás, lo veía demasiado común, no me gustaba socializar mucho, lo veía algo innecesario, para eso tenía a mis amigos y a mi familia. Yo siempre he sido una persona de ser asocial, que no le gustaba llamar la atención, y no me gustaba ni quería ser uno más del montón. Pero una tarde todo cambió, me habían invitado al cine, pero no quería ir, así que me llamó Alicia para que los acompañaran, ya ellos habían llamado a mis padres, ya que yo siempre tenía una excusa para no salir.

- Hace rato vino Luisa por ti-. Comenta Juan.

- Entiendo, los muchachos quedamos en salir al cine más tarde, pero no tengo muchas ganas de ir-. Respondí un poco cortante.

- Deberías ir, a ver si por lo menos tienes un poco más de vida social, en vez de quedarte en tu cuarto encerrada-. Desde las escaleras responde

- ¿De cuando acá espías conversaciones que no te incumben?-. Respondo.

- Desde que no sales por estar en tu cuarto leyendo. Pareces una cerebrito.

- Primero, con mis libros no te metas, segundo ese no es tu problema, tercero eres demasiado chismoso para saber que hago.

Vivir con este par de dos es una completa molestia.

Iba a largarme a mi habitación, pero en ese momento tocan en el timbre y es Juan quien abre.

- ¿Rosaline está aquí en casa?-. Pregunta Alicia desde el umbral de la puerta, está vestida con unos vaqueros oscuros ceñidos a sus caderas, una camisa ombliguera y su chaqueta de cuero.

Ella era buena al momento de vestirse, siempre le gustó vestirse como mejor le convenía, y según ella "había que verse presentable para cualquier ocasión".

Ella reparó mi presencia en medio de la cocina, mientras que comía gomitas, no me gusta mucho destacar con ropa, así que yo estaba en pijamas.

- Vaya, y creí que estabas muerta- saluda Alicia.

- No, no lo estoy, simplemente no me gusta salir, prefiero quedarme leyendo, además, no creo que ir sea buena idea.

- Vas a ir, todos estamos esperándote, así que sube, date un baño, te vistes y te arreglas bien preciosa- Alicia era un tanto molesta en el sentido de sacarme de mi casa, aún si yo me sentía mal.

Tomé una ducha y me vestí con unos pantalones vaqueros negros, mis converse y una sudadera vinotinto.

- Oye Ros-. Me llama mi otro hermano Demián.

- ¿Qué quieres?-. Respondí.

Cuando sabía que Demián me llamaba antes de salir era para asegurarse de que yo estoy bien.

- Ten cuidado-. Me dice desde el umbral de la puerta.

- Lo sé, apenas termine con ellos estaré aquí, sabes que no me gusta estar afuera por mucho tiempo.

- Cualquier cosa me llamas por si algo sale mal, y lleva tu gas pimienta y el paralizador.

- No exageres, nada más llevaré el gas pimienta, pero no pienso llevarme el paralizador- respondí-. Además al único que puedo paralizar de un infarto es a ti si llego a decirte que tengo novio.

Salí corriendo de mi cuarto riéndome a carcajadas mientras bajaba las escaleras y escuchaba los gritos de Demián detrás de mí.

- ¡ROSALINE VEN PARA ACÁ YA!

Mi Otra VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora