El gps

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Matt:

Me fui con lágrimas en los ojos de la casa de Rosaline, ella siempre ha sido mi primer amor, mi pequeña, tenía que alejarme, sabía muy en el fondo que debía quedarme, pero ¿cómo me quedo si puede salir lastimada más de lo que está?. El simple hecho de saber que a ella le pasé algo yo tendría la culpa y no soportaría lo que conlleva eso. Llegando a mi casa le envié un mensaje.

-Rosaline ¿Estás bien?.

Pasaron los minutos y no respondía.

Imaginé que debía estar dormida o algo, así que no me preocupé.

Las horas pasaban y no obtenía ninguna respuesta por parte de ella, desde que salí de su casa tenía un mal presentimiento, pensaba qué tal vez eran cosas mías pero, no es así.

Pasaron 3 horas y seguía sin responder, la llamaba y no respondía, le enviaba mensajes y seguía sin responder. Llamé a su casa y tampoco respondía, empecé a preocuparme y decidí llamar a Alicia.

-Alicia... ¿haz sabido algo de Ros? La he llamado y enviado mensajes y no responde.- dije al cuarto tono de haberme contestado.

-No, justamente te iba a llamar, he tratado de comunicarme con ella y tampoco me ha respondido.- responde ella preocupada.

Sabía a lo que se refería. A Rosaline le pasó algo.

Me asusté y me vestí lo más rápido posible.

-Te pasaré buscando, vamos a casa de Rosaline.- dije con voz agitada y preocupado.

-Está bien, nos vemos en 5 minutos.- responde para colgarme.

Bajo rápido las escaleras, salgo de la casa para subirme rápido en la camioneta, desde hace días  Rosaline está extraña, sé que era por sus padres, pero había algo más.

Iba manejando cuando un grupo de personas llamó mi atención.

No es posible, pero, ¿cómo?.

No podían ser ellos... ellos estaban secuestrados.
Tal vez estoy delirando.
No creo que lo esté imaginando. Imposible.

Era la familia de Rosaline, se veían muy mal, me estacioné a un lado, bajé el vidrio y ellos sollozaron al verme.

-Matthew.- me llama Kristine, la madre de Ros.- Matthew necesitamos tu ayuda, por favor.- suplica llorando.

- Suban, los llevaré a su casa.- les dije para que acto seguido se montaran en el carro y manejar lo más rápido posible.

Todo el camino fue un espeso y tenso silencio, donde solo se oía los sollozos de la señora, a su lado estaban sus hijos Demián y Juan, el señor Julián iba de copiloto con ojos cerrados.

Estacioné el carro en frente de su casa, todas las luces apagadas, todo en silencio, y eso me asustaba. Llamé a Alicia para que viniera corriendo, ya que le avisé que estaba con los familiares de ella. Los padres subieron a la habitación de la que era mi novia, y todo estaba vacío, no había rastro de ella, buscamos por toda la casa y no estaba, dejó su celular y una nota, cuyo nombre mío escrito en el.

Mierda. ¿Rosaline que hiciste?

La leí calladamente, no quería terminar de empeorar la situación más de lo que ya lo estaba.

Mi Otra VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora