(EN PROCESO)
De la sangre, el honor y los secretos nacen los descendientes de la mafia siciliana. De la sangre, el honor y los secretos nace Lionetta Accardi, la hija de una de las familias en la Cosa Nostra de Italia.
Su mente cínica es como un dia...
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Lionetta Accardi
Siempre fuí buena para disimular. Para fingir una sonrisa cuando en realidad estaba harta y a punto de quebrarme, o una cara seria cuando mis labios amenazaban con dibujar en mi rostro la sonrisa cruel. En resumen, creo tener un buen control de lo que le muestro al exterior, totalmente diferente del desastre interno que llevo a todos lados conmigo.
Ahora mismo me esfuerzo por lucir adecuada y apacible cuando en realidad siento un torbellino en mi interior. No son emociones, son sensaciones vertiginosas que me provocan querer hiperventilar. La ansiedad por la dimensión de la situación, no se puede admitir ningún error en nuestro mundo.
Todos almorzamos en el salón. Giordana mastica su pasta y la revuelve una y otra vez. Natalia, en silencio, bebe su vino sin siquiera intentar aparentar participación en la conversación de su esposo con Marco y Francisca. Yo también me mantengo en silencio, sin tocar mi plato que preparó Natalia porque mi madre no cocina.
Mi mente perdida en Angelo, no puedo sacarlo de mi cabeza. Su cinismo. En como tuve que pedirle a Dante que se deshaga del obsequio que me dió ayer, pese a que me fascinó la dedicación con la que la cabeza de esa rata asquerosa estaba envuelta en papel verde no puedo negar que recordar la imagen me revuelve el estómago.
Pero me me ha dado la pista de que se ha reunido con Bianchi, o al menos con sus hombres.
Actúa como un hombre, pero aún considero que algunas cosas las hace por simple diversión, como regalarme parte de un cadáver. Las personas no comprenden su concepto de divertido, está demasiado perturbado y desgastado para encontrar el brillo en las cosas simples.
Me relamo los labios recordando la fría punta de su nariz y sus pupilas dilatadas. Siempre me pregunto cuál es su historia.
Cuando aparto mi mirada debido a que alguien se aclara la garganta, encuentro la de mi hermana, quien me observa con sus labios apretados.
¿Que?
Intento transmitirle, pero incluso yo sé lo que pasa por su mente.
—Lionetta, linda —mi mano, que se encontraba abierta sobre la mesa, automáticamente se cierra cuando siento la calidez de otra sobre ella— falta poco para tu cumpleaños.
Actualmente Fausto, Celio y Natalia tienen cuartos en esta casa. Estamos viviendo nuevamente todos juntos como lo hacíamos en Sicilia, supongo que no podemos mantenernos separados.
Natalia retira su mano con sus mejillas sonrojadas al ver mi respuesta. Me esfuerzo por sonreírle para lucir amable pero todos repentinamente se han callado.
Mi cabeza no deja martillear dolorosamente pero intento esconderlo.
—algunas semanas, bastantes —un mes— no sé si eso puede considerarse poco —respondo, pellizcando con fuerza la piel de mi brazo bajo el mantel en busca de dolor físico.