Diamante Negro ©

Capítulo 6 |♠️

Lionetta Accardi

—¿Hola?

Angelo miró hacia el costado, hacia la lejanía del mar.

—Lionetta, espero que estés disfrutando de la fiesta pero te quiero en casa a las 22:00 —la voz de mi padre se escucha del otro lado de la línea.

Tomo aire antes de contestar.

—papá, son las 21:00 —entiendo la obsesión de Marco con el horario, pero la odio de igual forma.

Angelo le da una calada al cigarrillo y alza una ceja mientras me mira, descansa su cadera sobre la baranda del balcón y su cabello se mueve levemente por la brisa.

—entonces te queda tiempo para seguir... ¿divirtiéndote? —escucho decir a la voz de mamá de fondo.

—No, papá... —suspiro.

—Lionetta, no me contradigas —la voz de Marco inflexible.

—papá, Fiore está aquí en la fiesta, estoy con él y Luka —replico— además Adrienna estaba muy emocionada, no quiero dejarla sola.

Muerdo mi labio ante el silencio al otro lado de la línea.

—Hablaré con Fiorenzo —la voz de Marco suena más relajada— Pero de todas formas te quiero en casa antes de las 00:00.

Me despido de mi padre y cuelgo. Sabía perfectamente que si le decía que Fiore estaba aquí —que de todos modos no es mentira— él iba a despreocuparse. Me molesta que confíe más en los hijos de Eusebio que en mí, ¿Pero que puedo hacer? Mi padre es fácil de engañar y los dos hermanos cargan con armas y un buen entrenamiento físico.

Además, sé que no es Marco el que me quiere temprano en casa. Él no es tan obsesivo.

—¿Tienes toque de queda bella? —Angelo se mete las manos en los bolsillos.

Angelo es muy diferente a Federico, su físico es más esbelto, es más alto incluso y no tiene tanta masa muscular. Su rostro anguloso pareciera tener facciones filosas y sombrías. Posee esa elegancia oscura tan persuasiva que hace que admirar su peculiar belleza se convierta en una adicción. Sin embargo nadie se voltea a verlo, nadie habla de él como hablan del príncipe siciliano Chiocconi.

Federico es más robusto debido a sus marcados músculos, su cabello crecido ondulado siempre luce revuelto y el reloj de oro en su muñeca logra hacer a todas derretirse. Federico es lindo mires por donde lo mires.

Angelo es artístico.

—mi familia a veces puede llegar a ser muy sobreprotectora —me encógo de hombros.

—todos sentimos la necesidad de cuidar lo que más queremos —ladea su cabeza— si no la sentimos significa que tal vez el amor no sea tan puro.

—en esta vida nada es puro —digo sosteniendo su mirada.