Capítulo 19 |♣️

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Lionetta Accardi

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Lionetta Accardi

Cuando estás en la cima, debes asegurarte de que lo que sea que haya debajo de tí, se mantenga firme allí para que la pirámide no se desmorone y tú caigas.

Los Accardi estamos en la cima, y debemos escoger muy bien a los que estarán por debajo de nosotros como aliados.

Era algo que solía decir mi abuelo paterno, algo que voy a recordar por siempre.

* * * *

Fue inesperado el regreso de mis padres, pero supongo que todo está bien en Italia para que papá haya decidido volver por esta semana. Sin embargo, soy más consiente que nunca de lo que vale la palabra. Prometí hallar la manera de que los Foster distribuyeran en Brooklyn, dí mi palabra, y ahora debo cumplir. De lo contrario no seré tomada enserio.

Mientras tanto, mi vida debe seguir, pese a que he estado despierta toda la noche con mi cabeza dándole vueltas a todos los asuntos, así que entro en la sala de informática avanzada siendo esta mi última clase. Tomo asiento frente a la computadora que se me ha asignado, escuchando al profesor hablar a cerca de lo que haremos hoy.

—La clase de la fecha deberán realizar el trabajo que les aparece en pantalla en pareja, tengan en mente que estoy siendo generoso al permitir que lo hagan con alguien más, este trabajo es importante para el semestre por lo tanto es complejo.

Todos los estudiantes comienzan a hablar creando un molesto murmullo. Aprieto las manos en mi regazo y frunzo los labios al ver el trabajo en la pantalla. No es tan difícil.

Cómo era de esperarse, nadie se percata de mi existencia mientras escogen a sus parejas. Mentiría si dijera que me afecta de una manera dolorosamente devastadora, ni siquiera me interesa.

—Profesor Dalton —llamo desde mi lugar.

El hombre de cabello rojizo y gafas de pasta se voltea y se acerca a mi.

—Dígame.

—¿podría realizar el trabajo individualmente? —solicito— no es molestia para mi trabajar sola.

—lo siento señorita Accardi. El trabajo es de a dos, si no encuentra a alguien puedo asignarle un compañero...

—descuide, podemos hacerlo juntos, ¿Verdad? —interrumpe una voz.

Alzo mi cabeza y observo los ojos castaños con pequeñas motas ámbar, ahora libres de lágrimas.

Mis manos se cierran entre sí con más fuerza aún.

—no tienes a nadie —murmura por lo bajo.

Asiento, mi mirada fija en él.

—Claro —musito.

El chico se sienta junto a mi y el profesor se retira. Lo observo con una ceja alzada mientras deposita su mochila a un lado de él y se acomoda junto a mi, tan cerca que nuestros antebrazos se rozan.

Diamante Negro © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora