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El apartamento no era muy grande en sí, era acogedor y con lo necesario para que el Eden pudiera sobrevivir. La sala de estar era sencilla, un regio sofá para dos donde sentarse, una pequeña tele colgada de la pared y una baja mesa de café.

Cruzó las piernas, jugueteando con sus manos nerviosas esperando que el hombre decidiera salir de la cocina para contarle lo sucedido, necesitaba más opiniones, no solo la de la azabache, que aunque la apreciaba y daba muy buenos consejos no estaba del todo segura.

Meditó que hacer varias veces, por una parte nadie debería de enterarse y solo sería sexo, cosa que la Vance necesitaba con urgencia. George Weasley con su aire egocentrico y picaro la cautivaba por completo, pero para su desgracia aún ni había conseguido explorar todas las partes de su cuerpo.

Le gustaba su rostro acentuado por pecas,  causándole una expresión más burlona y picaresca. Sus fornidos hombros acompañados de unos trabajados brazos, desembocando en una asperas, venosas y varoniles manos que la volvían loca.

Sin duda, si le preguntaran cuál era la parte que más amaba del pelirrojo, respondería sin pensárselo que las manos.

Además, tenía conocimiento que esos dedos hacían maravillas.

Negó con la cabeza, tratando de eliminar esos ardientes pensamientos de su mente  al escuchar como los pasos de su gran amigo provenían de la cicincocina. Poco después, apareció William, vestido desarreglado con un pantalón caído de color negro y una camiseta con un dibujo. Tenia el pelo despeinado, dándole un aire rebelde pero con la cara de cansancio que poseía no lo llegaba a conseguir del todo.

—Aquí tiene usted, señorita— ofreció extendiendole la taza de café que ansiaba la mujer, para después darle un pequeño sorbo al suyo dándose cuenta de que estaba demasiado caliente para su paladar. Se cruzó de piernas en el sofá,  viendo a la rubia con suma atención y emocion en parte—Vamos, ve contando

Esta rió para dejar en la baja mesa el café apoyado. Con una servilleta se limpió la boca eliminando cualquier rastro de café para mirar a su amigo y comenzar a decirle sus dudas.

—Bueno, lo anterior ya lo sabes— pausó— Elizabeth me dijo una cosa que me dejó pensando..

El White alzó una ceja viendola con curiosidad, soplando el café con las esperanzas de que este enfriara y pudiera tomar un sorbo agusto sin el riesgo de ser quemado.

—¿que cosa?

—Que tuviera una relación con George—Will alzó la ceja confundido— Solo sexo, lo que queda claro es que ambos nos deseamos, por lo que no veo nada malo.— se encogió de hombros, jugueteando nerviosa y distraídamente con un rubio mechón de su cabello.

—¿como que no le ves nada malo? ¿Ya olvidaste la regla?— se burló el Eden dandole un leve codazo a la mujer.

Esta bufó negando, reprimiendo en si una pequeña risa. Era de gran conocimiento de que a pesar de "tener que seguir la regla", a algunos de los pintores les daba igual si llegaban a sentirse atraídos por el modelo, pues afirmaban que si nadie los veía no pasaría nada. Will estaba entre ese colectivo.

Noareth lo meditó,  ambos se deseaban era claro, por lo que no veía mal saltarse de una vez la regla.

—Es mi vida sexual, mi cuerpo no el de ellos. Por lo que no serán quienes pongan mis límites

Con un aire de seguridad y confianza habló asintiendo. William se sorprendió por esto, pero en parte enorgullecio por su amiga.

—Así me gusta, ahora ve, habla con ese pelirrojo ¡y follatelo!

𝖱𝖺𝗆𝖾́-𝖦𝖾𝗈𝗋𝗀𝖾 𝖶𝖾𝖺𝗌𝗅𝖾𝗒 +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora