Muñeca 14

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Bella negó con la cabeza pegando su espalda a la puerta, Adam solo la miraba de arriba abajo sentado en la cama esperando a que Bella se quitara el vestido de seda de dormir.

— Sabes... — comienza hablar Adam levantándose de la cama — de todas las muñecas que tuve, que han pasado por mis manos, jamás tuve la idea de casarme con ellas — se acomoda el anillo de matrimonio que aún llevaba en el dedo — pero tú, eres tan hermosa, no te encuentro ni el más mínimo defecto, eres perfecta para mi, tanto que la idea de casarme contigo, fue inmediata, así serías mía solamente — Bella solo se sujetaba el vestido para que no se lo quitara — desde el día en que nos unimos en sagrado matrimonio, jamás eh explorado tu pequeño cuerpo — sonríe quitándose la camisa y tirándola al suelo — quítate el vestido Bella, de lo contrario lo haré yo — se relame los labios volviéndose a sentar en el borde de la cama estirando los brazos hacía atrás para apoyarse en ellos.

Bella sintió que sus ojos se inundaban de lágrimas, sus piernas comenzaron a temblar al igual que su labio inferior. Sus mejillas estaban tomando el color rojizo, tenía vergüenza y miedo. Adam solo sonreía al notar ese toque de nerviosismo en la niña, disfrutaba de la escena, solo esperaba unos segundos más para él iniciar la función.

Al ver que Bella no lo hacía y solo bajaba la cabeza aguantando las ganas de llorar, Adam decidió levantarse y tomarla del brazo para llevarla donde el estaba sentado. Se vuelve a acomodar en el borde la cama y toma el vestido de la niña para comenzar a subirlo hasta quitárselo. Los ojos azules le brillaban, recorría cada parte del cuerpo de Bella. La niña se cubrió con una de sus manos la parte superior y con la otra ocultando sus braguitas infantiles.

No pudo evitar soltar una lágrima ante aquella situación. Moría de vergüenza, tenía miedo de que Adam le hiciera lo mismo que a Sabrina. Se arrodilló en el suelo sin dejar de cubrirse, seguía derramando lágrimas, pero en silencio.

— No te voy hacer nada Bella — habla con voz suave tomando la barbilla de la niña para levantar su cabeza y poder mirar los ojos de la niña — a ti jamás te haré daño, pero dejame verte, déjame disfrutarte de otra forma...

(…)

No había dejado de llorar desde que abrió los ojos y se encontró con una cama distinta, un ambiente diferente. Seguía en la habitación de Adam, pero sola. Se sentó en la cama y se abrazó a sí misma derramando lágrimas mientras recordaba la forma en que Adam la tocó.

Decidió levantarse minutos después y ver la colección de muñecas de Adam. Abrió las puertas y vió una muñeca más con el nombre de Sabrina, alzó la mano para alcanzar la muñeca, pero estaba muy alto para ella. Salió de la habitación para ir a la suya a vestirse, sobre su cama estaban los seis vestidos.

En cuanto terminó de vestirse, salió de la habitación con la idea de ir al comedor a desayunar, pero vio la puerta negra abierta que estaba al lado de las escaleras y ladeó la cabeza confusa y curiosa. Tomó valor para entrar y caminar hasta la última habitación y ver a Alba con un cubre bocas y guantes limpiando la habitación mugrienta. Bella en cuanto olió el interior le dieron arcadas de lo mal que olía.

— ¿ Que crees que haces aquí niña ? — Alba se acerca a la puerta y la niña da dos pasos hacia atrás aguantando la respiración ya que Alba desprendía el olor desagradable a rata muerta — Lo sé, huelo horrible, Adam me obligó a limpiar esta habitación y para el colmo el cuerpo de Sabrina jamás fue desechado afuera, no quiero ni darte detalles de como hice — Habla detrás de la mascarilla sosteniendo una escoba — tu desayuno está en la mesa, más tarde te atiendo, Adam me dió ordenes nuevas...

(…)

— ¿ y que desea señor ? Puede elegir las niñas que usted quiera — decía un hombre de facciones rudas y toscas, con algo de sobrepeso.

~°SU MUÑECA DESECHABLE°~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora