S e i s

612 34 36
                                    

Laito escupió con amargura un trago de saliva hacia el vacío de la terraza del Instituto, donde Yui había muerto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Laito escupió con amargura un trago de saliva hacia el vacío de la terraza del Instituto, donde Yui había muerto. Se limpió los labios con la manga de su uniforme los residuos, ¿Quien iba a creer que algún día estaría revolcándose del asco por unos simples besos de una atractiva mujer?

Treinta días más, y con eso ya alcanzaba a gastarse la mitad de su plazo. Y no no habian encontrado la dichosa espada. Realmente no dudó ni un segundo en pedirle ayuda a aquel hombre que no solían llamarle por padre, quien en un principio dandola total por muerta, pensaba llevárse su cuerpo para extraerle el corazón.

Había mejorado en el arte de la espada, sus reflejos y defensa personal; pero había empeorado a lo loco en el arte de la seducción. No soportaba besar a esa mujer después de asegurar haber sido su verdadera asesina. Por supuesto, ella era ignorante a  su descubrimiento.

La idea de Kanato no le pareció para nada desagradable en aquel instante, pero luego de recordar que no serviría de nada para traerla a Yui, decidió esperar y tomar otro consejo de Kyo.

<<Trata de sacarle si sabe algo respecto a la espada>>

El caso de todo, es que si todo terminaba en fracaso y perdía a Yui, tampoco la dejaría libre. Una tortura como pasabocas le sonaba de maravilla.

—Laito~

<<Laito-kun>>

No sonaban para nada similar.

Había terminado un importante examen hace tan solo unos minutos. Justo como siempre que iba; no encontró a nadie en aquel alto lugar, un lugar donde después del incidente, se decidió modificarlo para mayor seguridad, por lo que habían sellado la puerta; sin embargo, eso no era obstáculo para él.

Hubieron protestas al principio mas después de analizarlo, eso cambio a preocupación, estaban en la mismísima zona del accidente.

O más bien homicidio.

No sabía por dónde estar más cabreado, según sus hermanos y Mai; Yui siempre se tragó los ratos ácidos de aquella insolente y vulgar mujer donde jamás se dignó a decirle algo; sin embargo, también estaba en una discusión consigo mismo al no darse cuenta por si solo.

Oficialmente no fue su novio, pero por muy poco lo fue. Era Adán y no su novio, muy contradictorio la verdad. Eso sonaba tan patético. No obstante.  era parte su culpa, él siempre evitó esa cuestión si es que no le respondía de manera cruel.

Tantas veces vista por los demás espectadores, de ella huyendo rumbo llorando de nuevo por su bocota. Al menos siempre estaba seguro de encontrarla bien físicamente, pero no tomó en cuenta con detenimiento si su corazón se encontraba a punto de colapsar. Eso nunca lo pensó.

Agenda de la muerte- ©Laito Sakamaki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora