C u a t r o

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—No creí que esto sería tan sencillo a la vez

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—No creí que esto sería tan sencillo a la vez.

Kyo revisó por quinta vez las dos páginas informativas en el libro nuevo de Ruki. Repaso con la yema de sus dedos el delgado y viejo papel manchado levemente en sangre.

—¿Entonces solo tenemos que matar al culpable?—Laito levantó la mirada más animado.

Luego de salir aturdido de la biblioteca sus emociones dieron un revuelo instantáneo cuando le explicaron haber encontrado gran parte de información necesaria. Ahora se encontraban cada miembro de los clanes sentados en sus respectivos sillones debatiendo la solución.

—Ni se te ocurra.No hay que ir  tan a ligera; ahí dice que matar al culpable con tus propias manos es inútil. Se debe usar una herramienta en especial—Aclaro El Mukami mayor sin despegar la vista del libro

—¿Y cual es la herramienta?—Pregunto Reiji

—Ese es el problema, hay un segundo libro similar donde están ilustradas. Aquí dice ser una espada pero no su forma, color o textura.

—¡Eso es lo más estúpido que he oído! ¿Por que simplemente no las pusieron ahí y ya?—Ayato se levantó del sillón irritado

—Al parecer eran dos investigadores. Uno se encargo de la teoría y el otro de los gráficos explicando también una mínima parte de los usos.

Un silencio se instaló en medio, algunos fruncieron los labios con disgusto, pensando por primera vez que Ayato tenía razón. Buscar dos libros sería un complique.

—¿Y bien? ¿Te vas a acostar con ella?—Shu se sentó en el sillón, observó a todos en el salón hasta terminar en el tercer Sakamaki—Laito...

El castaño se pasmo unos segundos mirando a su hermano, y al ver que este quien le miraba seriamente  supo que estaba hablando enserio.

—¿Que? —Laito levantó una ceja sin entender

—Tienes que hacer las cochinadas que tanto te gustan con esa mujer.— Dijo Yuma  como si fuera lo más obvio.

—Yo no me quiero encamar con esa zorra—Frunció el ceño de mala gana.

—¡Oh genial, en el momento menos conveniente te niegas a prestar esa cosa que tienes tan usada! ¡Es por un bien Idiota! — Ayato arrugo la nariz señalando los pantalones de su hermano

—¿Y por que no lo haces tú? —Reclamó mostrando su puño 

—¿Ah? —El menor se indigno—Esta obsesionada contigo, no conmigo ni nadie mas. Debera ser un placer para ti....—Bufó cruzándose de brazos mirando a a otro lado—Y me gustan las planas como Chichinasi.

Laito no supo porque sentirse más ofendido; no era un placer para él acostarse con esa mujer, ni siquiera seducirla le producía deseos, o porque su hermano acababa de confesar de manera indirecta que le gustaba Yui.

Agenda de la muerte- ©Laito Sakamaki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora