Capítulo 18: Un día en el cielo

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Mads García

Debo de estar soñando si de verdad estoy besando a Yostin. Eso o caí en coma y me cerebro está alucinando. Si eso debe de ser, en realidad estoy en una cama de hospital y esto es producto por un coctel de químicos que tomó mi cerebro. De cualquier forma, no deseo que me despierten. Me siento el mismo paraíso.

Nuestros labios se separan y quiero pedirle a Yostin que no se vaya. Mis labios a un cosquillean, los acaricio con mis dedos para volver a revivir el beso.

—Wow. —Es lo único que puede salir de mi boca porque me siento en las nubes.

—Lo tomare como un cumplido. —me responde con una sonrisa de me dio lado y yo asiento como una boba. —Deberíamos ir a buscar a Nad y Aradia.

Lo sigo aun sintiendo que mis piernas tiemblan y con el corazón acelerado. Encontramos a las chicas en la dulcería riendo y comiendo caramelos.

—Por lo que parece no nos necesitan. —me dice Yostin y yo sigo muda —¿Quieres hacer algo más o regresamos a la casa?

Intento responder, pero las palabras parecen no poder salir de mi boca así que solo vuelvo a asentir como una boba. No pueden culparme acabo de besar al chico de mis sueños, mi cerebro sigue procesándolo y por eso es como si no estuviera funcionando bien. Es casi como si estuviera drogada, drogada con serotonina.

Yostin suelta una pequeña risa, una risa grave que me desconecta de mis pensamientos. Me toma de la mano y me lleva a un lugar. Me conduce por la plaza corriendo entre las personas y los puestos ambulantes, casi ocasionando un accidente entre una señora con baguets y un anciano con su perro. Llegamos a una pequeña librería que solo tiene libros clásicos y viejos, la mayoría parecen usados. Además, de que tiene sillones, almohadas, hamacas y demás cosas para que puedas leer. El ambiente es muy acogedor y la música muy tranquila.

Yo tomo "La casa de los espíritus" de Isabelle Allende y como veo a Yostin un poco indeciso le entrego el libro "El señor presidente" de Miguel Ángel Asturias. Él me agradece y nos sentamos en uno cómodo sofá a leer.

Fue una muy bonita tarde. Después del todo el drama de Nad y el beso de Yostin, realmente necesitaba esto para tranquilizarme. El tiempo siempre se la pasa volando cuando tengo un buen libro y la compañía de Yostin siempre es agradable. Ya en la noche la dueña de la tienda nos informa que ya va a cerrar, a lo que Yostin se apresura a comprar el libro que estuvo leyendo para poder terminarlo.

—No sabía que te gustaba leer. —Hablo por fin en el camino de regreso.

—No lo hago, pero quise intentarlo por ti. Ya sabes para compartir interés y eso. —Me responde en una forma en la que intenta quitarle importancia a su tierno acto.

Yo quiero gritar de la felicidad.

Me pregunto que significa esto ¿Ahora solomos algo? Quiero preguntarle y quitarme la duda de que es lo que somos. No obstante, prefiero no hacerlo para no arruinar lo que sea que sea esto. Es mejor vivir el momento.

Al llegar a la casa no quiero separarme de él. Pero creo que sería raro quedarme junto a él, por lo mejor me despido y voy a mi habitación. Me tiro sobre la cama, me tapo la cara con la almohada y grito de emoción. Espero que Yostin no esté afuera porque de seguro me habrá escuchado.

Ojalá pudiera contarle a alguien, desearía poder contarle a Danna. Sin embargo, sé que esto debe de ser un secreto, porque besar a tu hermano está mal.

Me preparo para dormir haciendo lo usual, con la diferencia que hoy tengo música a tope y canto a todo pulmón. Y es que estoy muy feliz. La música es tan alta que casi no escucho cuando alguien toca mi puerta. La abro y es Yostin.

Bajo la mirada de todosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora