Parte 39

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Llevo horas dando vueltas en la habitación, los nervios ya me carcomen y en cada segundo que pasa creo que voy a vomitar, la cara complacida de Sibyl viene a mi cabeza, la preocupación de Kendall sobre que cometí un delito y la amenazadora mirada de su tío me ponen fría.

Pero sobretodo lo que me llama más mi atención es lo complacida que me encuentro de haberla matado, la hice pagar por Ian, pero me asusta que eso me guste. Me hace sentir como si me estuviera convirtiendo en una de estas personas.

Necesito entretener la cabeza en otra cosa o me voy a volver loca. Voy al balcón a respirar aire fresco, el espacio de esta habitación empieza a marearme. Cuando salgo veo varios hombres caminando el gran patio que rodea esta inmensa casa. Tengo dolor de cabeza sobre todo lo que ha pasado.

Aunque  estoy fuera de la habitación, no me ayuda en nada. Sigo igual o tal vez peor. No lo soporto más, voy corriendo a la habitación, siento el mareo más fuerte y las nauseas anunciando su salida, entro al baño en cuestión de segundos y levanto la tapa del inodoro y lo expulso todo, mi diafragma se contrae y las ahorcadas del vomito me atacan.

Mis ojos se vuelven cristalinos por el esfuerzo. Toso cuando ya estoy terminando del botar mi última comida. Escupo cuando capto el sabor del vomito, me siento en el suelo y jalo de la palanca, las lagrimas escurren cuando suelto un suspiro agotado, en ese momento puedo escuchar la puerta de la habitación abrirse 

Escucho unos pasos pesados, enseguida veo la silueta de Kendall entrar por la puerta y veo su ceño fruncido. En ese momento siento el mismo malestar del  vomito atacarme y vuelvo mi cabeza a la tasa del escusado, enseguida vuelvo a vomitar en la tasa del escusado. Kendall se acerca apresurado y me da algunas palpadas en la espalda, las ahorcadas siguen, y en ese momento ni si quiera pienso en lo vergonzoso y asqueroso me debe ser el momento de que Kendall me vea vomitar.

Por fin todo termina y vuelvo a escupir. Alejo mi cabeza de ahí con las pocas fuerzas que tengo, intento pararme.

─Quédate tranquila, por favor ─su tono preocupado y suave no me pasa desapercibido.

Yo niego varias veces.

─Quiero lavarme la boca, no soporto este sabor en mi paladar ─mi voz se siente quejumbrosa.

Kendall me ayuda a ponerme de pie y me acerco al lava manos, ahí abro el grifo y con mi mano llevo agua a mi boca para enjuagarla, lo hago repetidas veces. escucho un sonido de algo pequeño que colocan cerca de mí, y veo una pequeña tapa blanca con un liquido verdoso.

─Es enjuague bucal con sabor a menta, esta libre de alcohol ─Kendall responde a mis espaldas.

Sin muchos reclamos llevo ese liquido a mi boca, y enjuago mi boca al igual como hice con el agua, hice gárgara y lo escupí, en realidad tenía un sabor agradable, fresco y mentolado.

Me aleje de ahí y me proponía a salir del baño, mis piernas se sentían algo temblorosa y algo débil por el vomito.

 Kendall me sostenía de un brazo.

─Suéltame, estoy bien ─murmure de mala gana.

Escucho que refunfuña.

Pero no le hago caso a lo que dice. Ni siquiera pude procesar cuando me levanto y me cargo en sus brazos. Eche un pequeño grito y lo miro sorprendida.

─¡Bájame!  ─intento bajarme, pero él no me lo permite.

Sin mirarme salgo del baño en sus brazos. Su perfume me adormece, puedo sentir sus fuertes músculos como me sostienen con facilidad, se acerca a la cama junto conmigo,  con delicadeza me acuesta, suspiro cuando lo hace, y me siento algo avergonzada por todo.

Sobreviviendo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora