speed (chanmin/seungchan).

•

•

De un momento a otro Seungmin siente ardor en la punta de su oreja izquierda.

Se agacha inconscientemente, llevando sus manos a la zona afectada; y al abrir los ojos un triangular pedazo peludo sobre la sábana llama toda su atención.

—¿Qué putas...?

Baja sus manos y las mira llenas de sangre. Pronto esta comienza a bajar por su rostro.

Minho lo mira con fingida sorpresa. Seungmin sale de la cama de un salto. El alfa intenta atraparlo pero sólo logra darle otra rajada, esta vez en el muslo y mucho más leve.

—¡Déjame tranquilo! ¡No es mi jodida culpa que Bang y yo nos hemos vuelto unidos! ¡Quizá si dejarás de usarlo, él también sería unido contigo! —exclama a los gritos.

Minho pasa su lengua por sus dientes frontales y sonríe, malicioso, burlón. Su cola se esponja y sus orejas se mantienen erguidas, poderosas. El omega siente un escalofrío al verle a los ojos.

Se acerca sigiloso. Seungmin camina hacia atrás, estrellándose con cada cosa a sus espaldas; al llegar a la puerta siente alivio, pero se le va cuando cae en cuenta que está con pestillo y tiene que girarse para ver cómo abrir.

Maldice entredientes.

—¿Problemas en el paraíso? —se burla.

Chilla al no encontrar cómo abrirla. Minho pone lo ojos en blanco, y con dos zancadas grandes logra aplastar al omega contra la puerta. Chilla de nuevo.

—¿Podemos arreglar esto de otra manera? —. Seungmin avienta su moneda al aire, esperando que al bajar la respuesta sea la que busca.

Minho niega con la cabeza lentamente mientras desliza la parte trasera de la daga sobre el mentón del omega. Pero se detiene cuando el ambiente se llena de cierto olor bien parecido.

Ambos olfeatean a Chan, al cuál le faltan tres recámaras para llegar a su añorado encuentro con el omega. Minho se tensa y golpea la puerta con ambas manos.

—Se supone que no iba a regresar hasta en dos horas. Siempre se tarda un siglo en hacer trabajos. ¿Por qué está por aquí tan temprano? —se queja en voz alta. Pone los ojos en Seungmin y alza la ceja.
—Seguro tienes que ver con eso, ¿Ah? —. Lo aplasta de nuevo contra la puerta, haciéndolo chillar.

—¿Por qué no das dos pasos hacia atrás? Bang vendrá pronto y no querrás que te vea así —suplica con voz temblorosa, tratando de sonar convincente.

Minho encierra sus dedos con fuerza en la daga y coloca el filo a manera que pique el lado izquierdo del cuello del omega. Seungmin se tensa y traga fuerte.

—¿Entonces aceptas que su llegada es por ti?

—Quiero decir, quizá. Quizá ni siquiera toque la puerta.

Y ni bien terminada la oración, dos toques en em pedazo de madera suenan. Ambos masculinos se tensan a la vez.

—Dejémoslo entrar. Te prometo que no diré nada de la daga —susurra.

La puerta vuelve a sonar.

—No.

—Anda.

—¿Seung? —. La angustia en la voz de Chan es palpable.

La punta filosa se abre paso en la piel del omega con un muy pequeño punto. Seungmin chilla sonoramente, siendo preso del terror a morir en minutos.

—No chilles.

La manija comienza a moverse. Chan está intentando abrir la puerta.

El alfa a las afueras golpea la puerta con su cuerpo. Tantas veces que logra derribarla.

Minho permanece de pie, ha alcanzado a dar un par de pasos hacia atrás. Seungmin se reincorpora de debajo de la puerta.

Chan frunce el ceño. Trata de recapitular que podría estar sucediendo, pero su mente no le ayuda en mucho.

—Lo siento, ¿Estás bien, Seung? —. El omega sonríe nervioso y asiente. —¿Por qué tenían la puerta con pestillo?

Seungmin y Minho comparten una mirada. Minho advirtiéndole, Seungmin dudando en callar o decirle a Chan lo que estaba sucediendo.

—¿Estás celosito, mi amor? No estábamos haciendo nada, sabes que no me gustan los omegas —habla con la voz más empalagosa que encuentra.

Minho se acerca a Chan con la seducción desbordando de sus caderas. El omega al imaginar que Minho podría hacerle algo a Chan, grita sobre la daga en su mano.

El mayor en un rápido movimiento inmoviliza a Minho contra la pared. Minho hace un par de chistes sexuales, pero al ver que nadie se ríe con él su semblante oscurece.

Por su parte, Chan desliza sus manos sobre todo el cuerpo de Minho en busca de la dichosa daga.

Al no encontrarla se gira hacia Seungmin.

—¿Mentiste?

—¡No! No podría con algo como eso. ¡Dioses! Me rajó la jodida oreja, ¡Observa! —. Seungmin se siente a nada de colapsar por estrés.

Chan presta atención a las puntiagudas orejitas de Seungmin. Frunce el ceño al darse cuenta de los detalles.

—¿Dónde tiraste la puta daga? —susurra entredientes.

—Me gusta que me susurres en el oído, Bang. ¿O debería decirte Chan? Digo, ya que estamos en confianza.

Seungmin ha escuchado el nombre del alfa, y aunque le ha soprendido prefiere guardar silencio y dedicarse a buscar con la mirada su pedazo de oreja.

Chan cierra los ojos con fuerza y aplasta ligeramente al contrario contra la puerta. Minho manteniéndose juguetón gime.

—La daga, Minho, ¿Dónde está la puta daga?

—Ah. No sé. —. El mayor frunce los labios y echa un ojo alrededor en busca del reluciente filo.

—Más te vale cambiar de actitud. ¿Qué carajos te sucede? ¿Por qué veniste a molestar a Seungmin? Cortarle la oreja, ¿En serio?

—Por fin de regreso, Christopher. —. Todos en la habitación detienen su respiración al escuchar una nueva voz.
—¿Por qué tratas a tan buen chapero de esa forma?

—¿Podrías hacer algo de ruido al llegar? Con esas pastillas que usas es difícil olfatearte —se queja el alfa con voz jovial.

Minho suspira profundo, con hastío. Seungmin cree recordar haber escuchado la voz del alfa más viejo, pero no comprende con claridad cuándo, en dónde, o por qué.

—Kim Seungmin, ven conmigo —ordena. Chan se pone alerta y mira a su padre pidiendo explicaciones, pero el viejo se limita a observar de arriba a abajo al omega. — Continúen en lo suyo, Seungmin y yo volveremos en un par de horas.

El omega se acerca con paso lento, deseando que Chan meta su cuchara e impida que se vaya.

Naturalmente, Bang no contradice a su padre. Pero le promete al omega que después, cuando termine con Minho, irá a preguntar su paradero para hacerle compañía.