Capítulo 3

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- Mami, ¿como puedo mejorar?

La mujer se extrañó, pues no sabia si eso respondía a la pregunta que hizo o no.

- Kazu, ¿a que te refieres con mejorar?

- La katana... No estoy logrando nada.

Una pequeña risa se hizo presente, lo que Kazuha no entendió, ¿cual era la gracia?

- ah~ Kazuha, llevas 2 días practicando, nada se consigue en solo 2 días, hay a quienes les lleva años y mas años, nunca se para de aprender, no te apresures.

- ¡Pero tu aprendiste rápido! - se quejó, cuando escuchaba alguna historia sobre su madre se decía que aprendió demasiado rápido, dominando la katana perfectamente los movimientos basicos a la semana de entrenar - ¿por qué yo no?

- Escucha Kazuha, todos aprenden a su ritmo, sí, es cierto que en mi caso aprendí el arte demasiado rápido, pero no son todos los casos, ni la mayoria, aun eres un niño, no te agobies, solo disfruta de tu infancia y diviertete

A Kazuha no le gusto esa respuesta, pues esperaba que le contara el secreto de aprender mas rápido, lo que rápidamente su madre notó, sin poder hacer otra cosa mas que suspirar.

- Dime, ¿por qué quieres aprender a manejar la katana, cual es tu motivo? - la pregunta era trampa, pero Kazuha no lo notó.

- Porque es lo que todos han hecho - respondió, de forma incorrecta, pues no era lo que su madre quería escuchar.

- Kazuha, escucha... No siento que estés preparado - Kazuha iba a interrumpir, pero antes de poder hacerlo la mujer continuó - es cierto que todos aprendimos por tradición, pero en ese momento cada uno tenia un motivo fijo, yo igual tenia un motivo, tu abuelo también, tu aun no lo tienes, y creo que seria bueno que dejaras de practicar hasta que encuentres tu motivación.

- Pero...

- Escucha cariño, se que quieres practicar, pero no lo haces por ti mismo, dime, si no fuera una tradición, ¿aprenderias?

Kazuha se quedo callado, pues sentía que lo mas seguro es que no lo haría, su voluntad en ese momento estaba en hacer sentir a sus abuelos y padres orgullosos de él, pues desde pequeño escuchaba historias de los logros de la familia y la tradición de esta, lo que le hizo querer seguir los pasos, pero en una parte de su interior sabia que, si no fuera por las historias y la tradición, no querría aprender, pues no sentía una pasión mas fuerte.

- Kazuha... - suspiró la mujer al ver a su hijo triste - ay amor, no estés triste - dijo para abrazarlo mas y acariciarle la cabeza - aunque no aprendas el arte de ser un samurái aun estaremos orgullosos de ti, te apoyaremos en lo que decidas, no estés triste.

Kazuha se acurrucó entre los brazos de su madre, sintiendo que en verdad debería rendirse en lo que es la katana, al menos por ahora, hasta encontrar un motivo, por lo que, de mientras, mejor se centraría en sus estudios, los cuales había abandonado un poco, pues no era como que le gustara mucho el hecho de estudiar, quizás esa fuera otra razón por la que quería aprender a manejar la katana, para quitarse tiempo de estudios.

Pasaron unos minutos y Kazuha se durmió en los brazos de su madre, la mezcla del agobio, el cansancio de no dormir mas las caricias de su madre le hicieron pasar al mundo de los sueños rápidamente.

La madre suspiro, tomando en brazos a su hijo para llevarlo a la cama y una ves allí taparlo y tocarle la frente, viendo que estaba algo caliente, lo que esperaba, pues le parecía raro que aun no hubiera estornudado ni dado fiebre por pasar la noche fuera, pero parecía ser que solo se retrasó un poco, era mejor dejar descansar a su hijo.

El Pacto 【Tomokazu】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora