VI.
Aya va al bosque cada mañana, antes de entrar al laboratorio.
No hay nada en el bosque que Aya no ame. Cada escarabajo, cochinilla, hormiga, lombriz, partícula de tierra negra o tierra robada de nutrientes, hojarasca, el suelo lleno de insectos invisibles. Las garrapatas esperando cuerpos calientes de sangre a los cuales adherirse. Las hojas produciendo glucosa, oxigeno, liberando moléculas que agua, formando nubes como techos blanquecinos, grisáceos, de aquel hermoso lugar que es el bosque. Las raíces creciendo debajo de todo, escuchando todo, conversando, vibrando, moviéndose, dividiéndose, buscando más nutrientes, humedad, alejándose o acercándose de hongos amigos o enemigos. El peligro latente de muerte, pero de muerte fragmentada, de muerte de un pedazo de bosque para revivir en alguna otra parte. El agua subiendo y bajando por los troncos inalcanzables, la madera haciéndose dura, haciéndose corteza, protegiendo al árbol.
Aya lo ama todo.
SI pudiera se volvería parte de él. Se imagina sentada con la espalda pegada a un viejo árbol dándole su cuerpo, su energía para que continúe vivo, y Aya también, pero en una combinación extraña, indescifrable. ¿Cómo sería una humana planta? ¿Una humana raíz? ¿Una humana haciendo fotosíntesis?
Pero esta vez Ed la siguió, y la hizo salir de su discurso interno cuando vio su silueta gris por ahí entre el marrón y verde perfectos del bosque.
- ¿Qué haces aquí Ed?
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Simbionte
FanfictionAya es una científica estudiando los efectos de células vegetales y sus adaptaciones al cuerpo humano, en específico al suyo. Se cruza con un simbionte ya conocido, un vampiro. No se aceptan adaptaciones sin mi permiso.