X. Ojo mecánico

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Con cuidado Aya extrajo de sus antebrazos una por una cada espina diminuta que se había formado desde su piel. Parecían diminutas espinas de cactus, quitó 3 y las puso en un vidrio diminuto también. Miró por el ojo mecánico, claro, eran inconfundibles. Como diminutas burbujas del centro hacia afuera, esto es tejido de una raíz primaria.

- Es raíz, Ed.

Ed estaba recargado en una de las mesas de laboratorio y la miraba con la mirada perdida, tenía la mueca torcida, se veía más raro de lo normal.

- ¿Ed?

Ed levantó la mirada rápido y se acercó al ojo mecánico y se asomó.

- Es imposible.

Para Aya no era imposible. En realidad, era algo en lo que llevaba bastante tiempo trabajando, y después de cortarse la piel e introducir células de raíz en su torrente sanguíneo no le parecía tan descabellado. Al final, ¿quién nos separa de la naturaleza? También soy raíz, también soy árbol, pensó. Siempre que pasa algo genial, Ed tiene que salir con sus expresiones.

El teléfono de Aya empezó a sonar y los sacó a ambos de un tejido de pensamientos denso.

- ¿Jake? ¿Ya volviste?

Aya no podía disimular la emoción, Jake estaba de regreso. 

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