XIII. Cripto reti

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XIII

Aya y Jacob entraron al departamento casi dando saltos de la emoción. En cuanto entraron Jenny saltó hasta la cara de Jacob babeándolo por completo, y tirándolo al suelo. Aya dejó las cosas en un mueble junto a la puerta y entró a la cocina riendo mientras llamaba a Jenny. Jacob se levantó y avanzó hasta la barra de la cocina y dejó una botella de vino y un six de cervezas. Aya sacó dos tazas de café, abrió y sirvió el vino con una sonrisa.

- Entonces dime exactamente a qué bosques fuiste durante este año sin mí.

Jacob estudió biología en la universidad local, y se había ido a viajar durante el último año como parte de su trabajo final y una investigación de extremófilos, claro que estos organismos no se podían encontrar en el bosque, al menos no en cualquier bosque. El centro de la investigación fue el bosque rojo, de Chernobyl.

- Ya te dije que sólo fue 1 bosque. Uno.

- Ay si, pero sabemos que te encanta transformarte en sombra y andar corriendo por todos ellos, como si fueran uno solo. Plural y singular.

Jacob rio. Era cierto que el bosque le hacía perder la razón, casi podía oír el crecer de las raíces debajo de sus pies, y el agua subiendo en medio de los troncos de los árboles.

- Aparte escuché que ese bosque rojo está lleno de lobos últimamente.

Aya abrió una cerveza y se la pasó a Jacob por la barra mientras abría unas papas. 


Extracto de bitácora encontrada, prueba I

Capacidad de supervivencia + organismo interesante

Árbol del pastor (boscia albitrunca) + criptoendolitos

Cripto-reti

En medio de una guerra más para los habitantes de la tierra, en el año 2067, hubo 3 masivas extinciones por el uso de bombas sónicas en sitios estratégicos en donde se localizaban las resistencias correspondientes de cada zona. La primera fue en medio de lo que se llamó Unión Soviética, la otra en antes Argentina, y la última en el desierto de las máquinas, antes llamado Kalahari.

Al morir los seres vivos de manera súbita, sin avisar, los cuerpos en descomposición se volvieron una fuente de nutrientes amplia, sin embargo, no había organismos vivos visibles a los cuales alimentar. Quedaron únicamente maquinas y unos seres hasta el fondo de la tierra, y de pronto una que otra parte de raíces medio vivas, medio muertas, al fondo de la tierra, debajo de capas y capas. Los finales en la tierra no son definitivos, son génesis de nuevos seres. Las máquinas hallaron maneras de alimentarse del sol, como si fueran plantas, comenzaron a hacer su propia fotosíntesis.

Y junto con los seres en las profundidades de la tierra, criptoendolitos, quedaba una raíz de árbol de pastor, en la zona que antes fue conocida como desierto de Kalahari. La combinación de ambos organismos llevó mucho tiempo, pero no había nadie que lo estuviera midiendo, el tiempo de las máquinas ocurría sólo como flujo de datos, pero al terminar con el trabajo capitalista, dejó de tener sentido para ellas, y quedó sólo como ruina del pasado ladrón.

Empezó siendo un proceso de comensalidad, la raíz lastimada y mínima crecía hacia los nutrientes, pero no alcanzaba el agua aún, y este criptoendolito le hacía compañía, además de alimentarse de sus partes muertas, proceso que beneficiaba a ambos organismos. Al mismo tiempo producía partículas de agua, que la raíz aprovechaba para hacerse crecer hacia el cielo. 

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