Simbionte

VII. Meristemas

VII.

Uno de sus primeros experimentos de simbiosis fue la de aplicar primero una cantidad grande de células de raíz de pino en sus antebrazos esperando que con la suficiente cantidad de células podrían juntarse como se juntan al hacer un injerto de corteza de naranjo en un árbol de limón, por así decirlo, para producir nuevos frutos. Quizás funcione con humanos, ¿porque no? Entendía que la diferencia de paredes celulares sería importante, las células vegetales cuentan con una pared celular gruesa, cubosa, dura, y sus células no correspondían a esas formas, los flagelos, o pelitos que le dan movilidad a las células, no se entrelazan, no se acercan, prefieren dejarse morir antes que unir a un vegetal con un ser humano. Estaba también el problema de los tejidos, en un injerto de plantas se realiza a partir del tejido meristemático, específicamente a través de púa y patrón.

Aya recordaba un cuento que le compartían de niña sobre la semilla de sandía atrapada en un estomago de humana joven, y cómo poco a poco comenzó a crecer una plántula hasta volverse enredadera y sacar frutos que por fuera de la epidermis parecían tumores. O eso le inventaban sus papás para evitar que supiera de dónde venía el cáncer. Pero a Aya le gustaba pensar en el cáncer, en realidad no le parecía tan malo como sonaba, y más si lo imaginaba como una combinación de plántula con humana.

Entonces se hizo una herida, al igual que se hacía en el cambio con los árboles, al quitar corteza para dejar expuestas células internas. Una herida larga, que de rosa se fue tornando en roja, y que ardía, pero que ardía con el fuego de un nuevo descubrimiento.

Y dejó caer las células de raíz, todo en completa oscuridad, como les gusta a las raíces, quizás en el mejor de los casos, tomaran su propia epidermis como tierra oscura y negra del bosque, para que la raíz perforara su antebrazo, se apropiara de él y de pronto se desdibujara la frontera. Ajustó el termómetro a 30 ° C y esperó a que un proceso que lleva aproximadamente 3 semanas en plantas, ocurriera de manera más rápida con humano-planta, específicamente en menos de 30 minutos.

Ese día perdió tanta sangre que se desmayó.

Si las células raíz entraron en su torrente sanguíneo o no, no podría saber hasta semanas después.