XIV
El bosque rojo era el lugar más extraño entre todos los lugares extraños que había visitado Jacob. Había leído que la fauna de ese bosque tenía niveles de radiación bastante altos, pero no presentaba específicamente mutaciones. En algún momento de los años dosmiles incluso hubo granjeros viviendo ahí, sembrando y cosechando la comida del suelo. A partir de lecturas de radioactividad en los alimentos cosechados encontraron que ciertos tubérculos no absorbían la radiación debido a que no necesitaban en particular elementos como el potasio, y por ende no había esta confusión de elementos en las raíces que confundían elementos radioactivos por potasio o fósforo. También leyó sobre la recuperación de la fauna en ese bosque después de que los humanos abandonaron el lugar. La población de lobos, por ejemplo, se había recuperado, después de incluso creerlos extintos en la zona.
Pero nada era parecido cuando se transformaba en sombra y deambulaba por los bosques cobrizos en su forma canina. El sonido de las raíces era distinto. Tomó forma humana para examinar los niveles de radiación en las raíces de los pinos rojizos. La radiación era alta, y el pino estaba muerto, en el sentido humano de la palabra, pero nada más. Ningún tumor, ninguna mutación en roedores, en flora, en fauna.
Jacob pensó en su propia mutación, o como Aya la llamaba, en su relación simbiótica con las células caninas. Aya estaba buscando en sus células la respuesta, pero al igual que en el bosque rojo sólo había encontrado una gran cantidad de células suicidas o apoptosis, y una nueva cantidad de células deformadas en su ADN, el orden del AT, CG reacomodado.
- Lo que encontré en ese bosque, Aya, es muy parecido a lo que se ve en mis células.
- ¿A qué te refieres Jake?
Ambos dieron un sorbo a su cerveza.
- Pues cuando estuve en antes-Ucrania cerca de Chernobil pude sentir la interconexión del bosque, el entramado muerto, debajo del entramado vivo. Y los sonidos eran entre cortados, como... ¿código morse?
- Ah si he leído del código morse. Es algo antiguo en realidad, algo primitivo incluso. Me gusta, pero me extraña que seres tan avanzados como arboles se comuniquen así.
Jacob tomó unas cuantas papitas y se las dio a Jenny. Le dio unas cuantas caricias mientras pensaba en sus respuestas, la miro a los ojos. Los ojos de los caninos eran algo especial para él desde su simbiosis. Podía concentrarse en la mirada y olfatear al mismo tiempo pasado, presente y futuro.
- No lo sé Aya. Me refiero... parecía morse, pero no lo era. El olor era diferente también. Estoy seguro de que se generó un nuevo lenguaje a partir de la radiación, pero no es exactamente visible... se olfatea más bien.
Aya sonrió con frustración. Una cosa más a la que no tenía acceso por su interfaz humana, su cuerpo incompleto, insensible. Y Jacob quedó quieto y silencioso mirando a Jenny, porque sabía que había llevado la conversación a un lugar oscuro para ella.
Extracto de bitácora encontrada, prueba II
Celular autómata
Algun tiempo después la raíz-endolito, la cripto-reticular, fue avanzando hasta la superficie, en donde se concentraban los nutrientes, y comenzó a sacar tallo y hojas, dejando la relación simbiótica en la raíz, en la parte invisible. Cripto-reti encontró entonces un organismo que hacía fotosíntesis y usaba su energía para mandar mensajes por una aplicación llamada whatsapp. Pero cripto no tenía ojos, así que usó sus raíces para entrar en el celular.
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Simbionte
FanfictionAya es una científica estudiando los efectos de células vegetales y sus adaptaciones al cuerpo humano, en específico al suyo. Se cruza con un simbionte ya conocido, un vampiro. No se aceptan adaptaciones sin mi permiso.