Electricidad.

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Salimos de la cafetería, coge mi mano y caminamos por las calles más bonitas de Barcelona.
- ¿Te gusta la ciudad? -me pregunta Jessica.
- Sí, la verdad, es preciosa aunque mi debilidad es Madrid.
- ¿Por qué Madrid?
- Tengo muchos recuerdos allí y muchos sueños que cumplir.
- Algún día me tendrás que llevar, ¿no?
- Bueno, bueno, poco a poco. -río.
- ¿Qué acabas de hacer? -se para en seco.
- ¿Qué? ¿Qué he hecho? -digo asustada.
- Ese sonido, ¿qué ha sido? -me quedo pensando...
- ¿Mi risa?
- ¡Exacto! -dice soltando una gran carcajada.
- ¡Me habías asustado, idiota! -digo golpeándola y riéndome.
- Ven aquí, anda. -dice soltando mi mano y abrazándome muy fuerte.
- ¡Me ahogas! -digo riendo.
- Eres una quejica, enana. -le echo una mirada fulminante.- Bonita.
- ¡Déjame! -digo como una niña pequeña.
- Anda, si te gusta, ven aquí. -me pasa el brazo por encima de los hombros y por instinto le rodeo la cintura.
Vamos mirando todo, me enseña lugares y por una vez en muchísimo tiempo: me dejo llevar y no pienso.
De repente mi móvil empieza a sonar: ¡María! Miro el reloj y son más de las nueve y media.
- Hola, María.
- Hola, cariño, ¿estás bien?
- Sí, sí, estoy con una amiga.
- Estaba preocupada. Pero si estás bien, perfecto. Por cierto, vienen hoy los abuelos de Danna y quieren pasar aquí la noche, así que hoy te toca descansar.
- Bueno... Pero antes de ir a casa iré a verla y me gustaría conocer a sus abuelos.
- Por supuesto, ven después de cenar o cena con nosotros, como quieras pero pásate y te doy las llaves de casa. Luis y yo estaremos con Danna toda la noche.
- Emmm, vale, un momento.
- Vale, cielo.
- ¿Vas a cenar en el hospital o en tu casa? -le pregunto a Jessica.
- Voy a cenar contigo y ahí. -dice señalando una hamburguesería. La miro, sonrío y muevo la cabeza diciendo: "no tienes remedio."
- María, ¿sigues ahí?
- Sí.
- Vale, pues ceno fuera si no os importa...
- Vale, cariño, así te distraes. Pasarlo bien, un beso.
- Otro para ti.

- Bueno, pues... ¿vamos a cenar o me quieres enseñar algo más? -me mira y me levanta una ceja.- ¡No seas mal pensada! -digo riendo.
- Ya, ya... Yo no pensé mal. -dice con una sonrisa pícara.
- Eres insoportable, en serio.
- Anda, si me quieres y todo. -frunzo el ceño y pienso en lo que acaba de decir. "Me quieres" No, ese no es el sentimiento, ¿cariño? Sí, ese sí, en tan sólo un día ha hecho tanto por mí... 
Salgo de mis pensamientos, miro a Jessica, cojo sus manos y la miro directamente a los ojos como si quisiera que me leyera el pensamiento.
- ¿Qué pasa? -dice asustada.
- Nada, solo quería darte las gracias, es la primera vez en cuatro meses que me río, que me divierto, no tengo la mente llena de malos pensamientos y soy yo misma. Gracias, Jessica, muchas gracias. -la abrazo fuerte y ella me lo devuelve tan fuerte como si quisiera unir mis pedazos.
Coge mi cara cuidadosamente y con una mirada tan penetrante que casi puedo decir que me está leyendo el alma, dice: Anne, no me tienes que dar las gracias por absolutamente nada. Me encanta hacerte reír y creo que te mereces esto y mucho más. ¿Sabes? Esto es solo el principio y el final es cuestión de dos.
Me quedo mirándola, cierro los ojos y aspiro todo el aire que puedo.
- Eres lo que necesitaba. -digo escondiéndome en su cuello. No creo lo que acabo de decir. Ella me estruja entre sus brazos y deposita un tierno beso en mi cabeza.
- Vamos a cenar, ¿te parece? -asiento con la cabeza.
Abrazadas nos dirigimos a la hamburguesería y de camino mi cabeza divaga entre mis pensamientos: Me siento tan bien con ella, siento que si me suelta podría caerme y no levantarme nunca más. ¿Por qué siento esto? A penas la conozco, tan solo la curiosidad y mis expectativas me hacen sentirme así pero ahora mismo me siento tan bien que me da igual todo. Ella era lo que necesitaba después de tanta oscuridad, mi rayo de luz y no quiero que se vaya de mi lado pero... ¿Y Danna? ¿Qué pensaría de mí y de lo que estoy haciendo? Ahora mismo me da igual todo, hoy me toca a mí disfrutar.
De que me quiero dar cuenta estamos sentadas y pegándole un bocado a una buena hamburguesa.
- ¿Te lo has pasado bien hoy? -me pregunta con un tono de seriedad.
- Claro, ha sido genial.
- ¿Del uno al diez? -esta pregunta me recuerda a la pregunta que me hacía el psicólogo cuando entraba en la consulta con mala cara y me decía: ¿Cómo te encuentras hoy? Del uno al diez dime cuál es tu grado de dolor, emocional obviamente. Yo siempre respondía un nueve o un ocho, dependiendo de cómo estuviera ese día.
- Un... ¿Siete? O bueno, un seis... No lo sé. -sonrío nerviosa.
- Indecisa. Entonces seis... bueno, espero que mañana sea siete.

Después de cenar y charlar de todo un poco, me lleva de vuelta al hospital.
- Bueno señorita, tu viaje acaba aquí.
- Por desgracia. -digo en a penas un susurro.
- ¿Eh?
- No, nada, nada. Que ha sido un placer. -sonrío.
- Ya, ya... -dice no muy convencida.- Sabes, no quiero que acabe el día, ha sido genial pero mañana habrá más.
- No sé... Tendría que hablarlo con M. -pone su dedo índice en mis labios.
Demasiado peliculero, ¿no? -pienso.
- Shhh. Mañana te tengo que contar porqué estoy aquí, comemos juntas. A las doce aquí y antes de que me digas que no, prometo traerte a las cuatro. -dice quitando el dedo de mis labios para dejarme hablar.
- Vale, a las doce aquí. -le doy un beso en la mejilla.- Y muchas gracias por este día. -me coge la mano tirando hacia ella para rodear mi cintura.
- Gracias a ti. -dice en un susurro cerca de mis labios.
La electricidad que recorre mi cuerpo es descomunal y el hormigueo que siento en el estómago no es normal. Inconscientemente cierro los ojos. Siento su aliento muy cerca de mis labios pero besa tiernamente mi mejilla, muy cerca de mi comisura.
- Hasta mañana, bonita. -dice en mi oído y se va.
Y ahí me quedo yo, con las ganas de besarla, la electricidad en mi cuerpo y un cargo de conciencia impresionante: tengo novia y está en coma, y yo aquí, queriendo besar a esa jodida chica.
Anne, eres gilipollas.

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2015 ⏰

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