Maldito destino.

Nuevo hogar.

Sin darme cuenta son las ocho de la mañana, mi móvil empieza a vibrar: es María.
- ¿Si?
- Buenos días, cariño. ¿Estabas dormida?
- No, tranquila. ¿Ha pasado algo?
- No, An, solo quería avisarte de que ya vamos para allá, Luis te recogerá y te traerá a casa. Así descansas, comes algo y te bañas.
- No hace falta, María.
- No hay más que hablar. -dice firme y cuelga.

Me acerco a Danna, huele muy bien. Acaricio su mejilla y la beso lentamente. Dejo reposar mi frente en la suya, respiro hondo y susurro: Te amo. Sale de lo más profundo de mi corazón, si lo sintiese más moriría.

- Buenos días, An. -entra María con una gran sonrisa.

- Buenos días, María.

- ¿Qué tal estás? ¿Estás cansada, cariño?

- Un poco...

- Luis, ya sabes, lleva a la chica a casa. -le dice acariciando cariñosamente su mejilla.
Cuánto cariño hay en el ambiente, anoche follaron.-pienso.

Recojo mi maleta y mi mochila, me acerco a Danna y beso su mejilla. Mueve levemente la boca, haciendo el intento de sonreír.

- María, dile al médico lo de los espasmos, por favor.

- Sí, cariño.

Salimos de la habitación y entramos en en el ascensor en absoluto silencio.

- ¿Sabes? Las noticias son muy buenas, puede que antes de que acabe el verano despierte. Gracias a tus estímulos progresa muy bien. Tenemos que darte las gracias.

- Solo deseo que despierte y que todo vaya bien. No me quito la culpa de encima... -suspiro y agacho la cabeza.

- Eh, Anne. -levanta suavemente mi mentón.- No es tu culpa, tanto Danna como nosotros queríamos que os vierais, fue un accidente y un fallo del conductor, que por cierto, está ya en manos de la justicia. Quítatelo de la mente.

- Hasta que no la vea bien, no podré quitarme la culpa de encima.

- Te entiendo. Es muy dura esta situación, pero si nos derrumbamos no hacemos nada. -asiento con la cabeza.

Entramos al coche y ponemos rumbo a su casa.

- Barcelona es tan bonita... -digo mirando por la ventanilla.

- La verdad es que sí, aunque Danna prefiere el pueblo de su abuela.

- Sí, siempre me hablaba de ello, incluso me dijo que podríamos ir este verano. -suspiro al ver como todo se ha ido a pique, como todo ha cambiado tanto.

- ¿Sabes? Cuando se recupere yo mismo os llevaré, te va a encantar.

- No lo dudo, Luis.

- Ya hemos llegado, señorita.

Aparca delante de un chalet duplex. Parece grande.-pienso.

Bajamos del coche y con todos mis bártulos entramos a la casa mediante una pequeña entrada con un banco en la derecha.

Al entrar en la casa el ambiente es cálido y agradable, su aroma es dulce y acogedor.

- Bueno, este es nuestro hogar. -me enseña la casa. Es enorme, no me la imaginaba así. Subo a la que será ahora mi habitación, dejo las cosas y me tumbo en la cama. Cae un papel de mi bolsillo: el número de Jessica. ¿Le hablo o no le hablo?
"Hola soy Anne." Ya está, mensaje enviado.
"Hola bonita, pensé que no me hablarías."

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