Maldito destino.

Día inolvidable.

Voy a llegar tarde, voy a llegar tarde. -se repite constantemente en su cabeza.

- ¡Papá, acelera! 

Qué hombre más lento. -piensa. Después de una noche en vela, dos horas arreglándose, nerviosa y desesperada por llegar a la estación y verla bajar del autobús, con un nudo en el estómago y la garganta seca solo desea llegar y poder abrazarla. 

- ¡Gracias, papá, te quiero! -le da un beso en la mejilla y baja del coche con un traspiés. 

- ¡Ten cuid...! -no logra escuchar más porque cierra la puerta y a paso ligero vuela a la estación. 

Busca la hora de llegada en la pantalla, 12:30. Mira el reloj, 12:15. Empieza a caminar sin rumbo recorriéndose la estación de Madrid, donde llegará el autobús de Danna. 

Ya son las 12:35 y el autobús aun no ha llegado. "¿Por qué no llega?" -se pregunta. 

Los minutos pasan y el autobús no llega, la llama una y otra vez, pero solo comunica. La desesperación aumenta por momentos; llama a su madre, pero tampoco se lo coge. No tiene más números a los que llamar y los mensajes no llegan. No sabe qué hacer. Mira el reloj, son las 12:50. Decide ir a información y preguntar por qué no llega, pero la chica no sabe qué ha pasado. Anne decide llamar a su padre y este decide ir a la estación para tranquilizar a su hija.

El padre de Anne llega a la estación, busca a su hija que está muy nerviosa y casi con un ataque de ansiedad. La tranquiliza, o eso se piensa él. Una mujer que trabaja en la estación, se acerca a ellos y a las personas que como Anne, están pensando en lo peor.

- Un poco de atención, por favor. El autobús ha tenido un problema, están intentado solucionarlo.

- ¿¡Pero qué ha pasado!? -grita una mujer desesperada. 

- Tranquilicensen, ha habido tres heridos gravemente y los demás pasajeros están herdios levemente. - A Anne le tiemblan las piernas, la vista se le nubla y cae de lleno en el suelo de la estación.