Nota 6 - En el ministerio

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Harry Potter
14 de septiembre, 2002.

El día paso con rapidez, el sol se ocultaba y la adrenalina empezaba una fiesta en mi cuerpo. Sería una mentira decir que no estoy nervioso, en realidad estoy aterrado, podría vomitar en cualquier momento. Esa noche en el bosque cuando me enfrenté a Voldemort estuve tan tranquilo, en comparación con hoy parece un juego de niños.

Vestirme para mi muerte es sin duda de lo más extraño que he hecho, tuve que arreglarme al menos tres veces la túnica, sentía que me asfixiada. Bueno, tendré el consuelo de que veré bien.

Se preguntarán cómo estoy escribiendo esto el día de mi muerte, es fácil, la magia es la solución. Mientras nos aparecemos a las afueras del ministerio he dejado la pluma encantada para que copie lo que ordene desde mi cabeza.

El ministerio está lleno, es un gran evento, los más importantes de la población mágica están presentes, políticos, aurores, los sangre pura, jugadores de quidditch y la prensa mágica, son ellos a quienes necesito para la última fase del plan.

Entre de la mano de Ginny, tenía que parecer normal, nadie podía siquiera sospechar lo que estaba apuntó de ocurrir. Ron y Hermione nos acompañan, éramos el grupo perfecto, las miradas cayeron de inmediato en nosotros. Reporteros con miles de preguntas y halagos, respondí de forma agradable la entrevista a Rita, quería asegurarme que ella estuviese pendiente de mí.

No fue una sorpresa que buscará a Draco enseguida, hice un recorrido con la mirada, y allí estaba él, luciendo tan perfecto como siempre, sí que pertenece a estos eventos. Me amague un poco al verla a ella de su brazo, Draco inclino una ceja, un gesto que me preguntaba en burla si estaba celoso, por supuesto que sí, yo nunca podría pasarme en público con él, ver el rostro de sorpresa de todos, ya nunca ocurriría.

Le di una sonrisa, la última sonrisa de Harry Potter, su mirada fue entre confundida y preocupada. No espere más reacción y di la vuelta, me entretuve saludando al ministro. sentí su mirada el resto de la noche, pesada en mi espalda, estuve muy consciente en todo momento de donde se hallaba.

Ginny se alejó diciendo que iría al baño, yo aproveche para escaparme de la charla con el ministro. Caminé en apariencia relajado entre los magos, varios intentaron hacerme conversación, pero pasé de ellos con facilidad, mis pasos saben claramente a dónde dirigirse.

Tomé de las bandejas flotantes una copa vino y sin que nadie lo notará, saque el vial de mi bolsillo, no lo dude ni un solo instante cuando vertí su contenido en la copa.

Pronuncie un pequeño hechizo y seguí caminando, salude de lejos a unos compañeros de la escuela, después de asegurarme de que me vieran sonreír los últimos minutos de mi vida, entonces si lleve la copa a mis labios. El sabor dulce me invadió, ciertamente no había rastro alguno de la poción. Me sentí orgulloso de que eso saliera bien.

Un fuerte mareo vino tras mi enseguida, perdí el equilibrio, pero antes de que mi cuerpo tocase el suelo, unos fuertes brazos me sostuvieron, abrí los ojos para comprobar lo que mi corazón ya sabía, era Draco.

Me perdí en el gris helado en sus ojos, intenté sonreír pero ya no albergaba la suficiente fuerza para ello. El aire faltaba y sentía los labios resecos. No retire mis ojos ni cuando se escucharon los gritos, quería que la única imagen que se mantuviera en el límite de mi conciencia fueron sus hermosos ojos grises, siempre era él.

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