Capitulo 8

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Draco Malfoy
14 de septiembre, 2002.

Un importante evento se celebraría en el ministerio, magos de alta categoría estarían presentes y los periodistas importantes eran los encargados de cubrir la velada. Mi atuendo de la noche como de costumbre resultaba perfecto, una elegante y costosa túnica, acompañado de mi cabello peinado de forma ideal.

Al llegar al ministerio el lugar mostraba una impecable decoración, los magos iban de un lado al otro hablando de negocios, luciendo sus caros atuendos, mostrando sus conexiones, finalmente de eso tratan estos eventos, de mostrar y de ser visto.

Me moví por el ministerio como experto, la experiencia de toda la vida tomando lugar. Annie se mantuvo a mi lado casi todo el tiempo.

Un ajetreo en la entrada llamó entonces mi atención, los reporteros se movían queriendo captar la escena, pues el salvador del mundo mágico entraba de la mano de Ginevra Weasley, su prometida. Ella sonreía encantada hacia las cámaras, ahora comprendo lo que debió sentir Harry cuando se anunció que yo me casaría con Annie. Es una sensación horrorosa, un nudo se crea en mi garganta y es un esfuerzo enorme tratar de controlar mis facciones para no demostrar mi enojo.

— ¿Estudiagon juntos ciegto? —me pregunta Annie.

—Si, pero estábamos en diferentes casas, nunca fuimos amigos.

—Uh, entiendo Mon amour —Annie los observa—, pagece una pegsona encantadoga, todos lo adogan —y eso me consta, al final me había enamorado de él.

—Es el niño que vivió, aunque tuviera mil defectos nadie los notaría.

—No seas así —le sonreí a ella, por supuesto que mis palabras no iban en serio, pero Annie no tendría por qué saberlo.

Dirigí nuevamente mi vista hasta la pareja, ya avanzaban cerca de nuestro puesto, vislumbre el anillo en su mano. Ginevra podía sonreír y lucirse todo lo que quisiera, a fin de cuentas nunca se convertiría en la señora Potter, esa boda quedaría convertida en un sueño en su cabeza, una simple ilusión.

La música empezó a sonar, le pedí a Annie un baile, el tiempo se agotaba y necesitaba relajarme. Aun así no perdí control de lo que sucedía, el número de invitados había aumentado por lo que me era más difícil localizar a Harry, pero de alguna forma mis ojos siempre acababan en él.

Charlaba con Annie cuando mi mirada se conectó con la de Harry, no tenía que ser adivino para identificar la amargura en sus facciones. No conseguí impedir mi clásico gesto de levantar la ceja, la pregunta de si estaba celoso en el aire, no necesitaba una respuesta, eran obvio sus celos, yo también los sentía por no poder estar con él.

Sería divertido ver la cara de todos si hiciera algún movimiento hacia Harry, si lo sacará a bailar o le robara un beso, pero eso ya nunca ocurriría.

Harry entonces me sonrió, la clase de sonrisa fría y dolorosa me preocupó enseguida. Aún tenía en sus manos la oportunidad de detener todo, y no se lo reprocharía. Él dio la vuelta, yo no despegué mi mirada.

Bailó con su prometida un tiempo y cuando se alejó de ella supe que había llegado el momento. Los nervios querían apoderarse de mí, traté de lucir relajado aun cuando el amor de mi vida estaba apuntó de tomar una poción.

Lo detalle, él también se notaba nervioso aunque intentaba sonreír, agarró una copa de vino y no me pasó desapercibido el segundo en que el contenido del vial tocó la copa, la continuación era el hechizo y después no habría vuelta atrás.

En el plan no procedía que yo me moviera hacia él, pero no pude evitar acercarme. Llegué a tiempo para sostenerlo, le di a Harry una pequeña sonrisa queriendo brindar la tranquilidad que yo no sentía, él intento devolverla pero las fuerzas ya no le alcanzaban, no importa, ya soy un experto en leer sus ojos y estoy seguro de que lo último que vio fue el amor en los míos.

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