Capitulo 9

975 164 1
                                        

Draco Malfoy
18 de Diciembre, 2002.

Un fuerte dolor es lo único que mi cabeza puede procesar. Todo es un mar de confusión, imágenes de recuerdos borrosos que no obtienen una forma definitiva, destellos de memoria de hombres enmascarados, hechizos que volaban, sangre y más sangre, y el verde esmeralda de los ojos de Harry, de mi Harry.

Intento moverme y eso solo consigue empeorar mi condición, desisto de hacerlo cuando siento que me quedo sin aire. Quiero gritar pero simplemente las palabras se rehúsan a salir.

La inconsciencia me llama nuevamente y pronto todo es negro. Creo escuchar gritos con mi nombre, llantos desesperados, pero no podría asegurar que son reales.

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero al despertar el dolor ha menguado un poco, lo suficiente para que pueda pensar. Luego de varios minutos mis ojos al fin se abren, la luz es cegadora en un inicio, hace que un dolor se instale en mi cabeza, me cuesta acostumbrarme a cada destello de color, me entran ganas de desistir y seguir el impulso de volver a dormir.

La primera imagen que veo clara es un techo sucio, las telarañas están prontas a consumir el lugar. Dirijo con mucho esfuerzo mi vista al resto de la habitación, comprobando que no desentona con el techo, es un viejo cuarto, cuya mayor parte de los muebles están cubiertas de sábanas que en su tiempo fueron blancas.

—Ya era hora que despertara Señor —un mago de edad avanzada es quien habla. Me muevo para incorporarme, pero pronto descubro la mala idea que eso es—. Manténgase quieto por favor, las heridas aún se encuentran en proceso de cicatrización.

— ¿Don... Donde... —no consigo expresarme, siento como si tragara vidrio a cada sílaba que pronuncio.

— ¿Dónde se encuentra? —dice entonces el mago y medio muevo la cabeza afirmativamente, o hago la mueca—. La verdad es que yo tampoco lo sé —el hombre resopla negando con su cabeza—. No tengo mucha más información que usted, mi única labor aquí era asegurarme que no muriera.

—La poción —logro decir. Fue algo que me costó mucho preparar.

—Debo felicitarlo señor, la poción fue lo que impidió que muriera desangrado al instante en que el hechizo lo tocó. El percance fue que también impidió que la magia funcionara en su cuerpo, lo que dificulta la sanación de las heridas.

Claramente consideré los efectos secundarios, que la magia no funcionara en mi sería de ayuda cuando un medimago me atendiera en la mansión, le resultaría imposible actuar. Mi cuerpo entraría en un estado inconsciente, apenas latiendo mi corazón, la poción se diseñó para funcionar alrededor de doce horas, tiempo en el que se supone me sacarían de allí.

Cuando dejara de funcionar alguien debería darme la otra poción que tendría él, y claro actuar rápido para que no se fuera el plan a la basura.

— ¿Qué sigue... Ahora?

—Si mejora en unas horas ya no será necesaria mi presencia y podrán continuar con lo que sea que hagan. Eso sí, debo advertirle que no puede aparecer, ni utilizar grandes cantidades de magia, lo del reposo sé que no lo cumplirá entonces le dejaré otras pociones.

El mago se retira luego de revisar que mi cuerpo estuviera sanando. Al cerrar la puerta suelto un largo suspiro, sinceramente no sé cómo se supone que podré levantarme y tomar un tren.

De verdad espero que esto valga la pena, después de tanta locura y sufrimiento es más que merecido un poco de paz.

Cierro los ojos necesitando descansar, mi cuerpo me ruega que lo haga. Cuando despierto no tengo idea de la hora, pero algo ha cambiado, la silla a mi lado ahora está ocupada por una muda de ropa, también una nota con pocas palabras diciendo que saldremos al amanecer.

Ghost Story Donde viven las historias. Descúbrelo ahora