Capítulo 16

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No tengo noción clara de cómo es que subimos los pisos restantes desde nos encontrábamos, la urgencia nos hizo dar pasos apresurados y torpes, pero cada que llegábamos a un nuevo piso Karlie me acorralaba contra la pared de nuevo.

Ni siquiera estoy segura de que nadie nos haya visto mientras subíamos, aunque no importa de todos modos.

Así que sigo reclamando su atención, aunque estamos justo al lado de la puerta de nuestro departamento, ella se separa de mi ligeramente para meter la llave a la puerta, lo hace con prisa y logra abrirla a pesar de lo torpe que parece.

Tira de mi mano hacia dentro y yo cierro la puerta tras nosotras.

— Ven aquí —. Jalo de ella para llegar al sofá, la sala está justo en la entrada y yo me muero de calor, Karlie no protesta, gracias a Dios a estas horas nunca hay nadie más, por lo que avanzo llena de ansias hasta que la tumbo hacia él y me subo a horcadas sobre ella, reclamando su boca, saboreando y poseyéndola con pasión contenida.

Karlie pasa sus manos por mis muslos desnudos. Siento su tacto caliente a su paso y quiero que llegue más arriba, a un lugar en específico, pero no lo hace aún no. — Ese jodido uniforme de barista me ha hecho tener fantasías cada maldito día desde que te llevo al trabajo.

Sonrío, porque justo ahora solo quiero sus halagos, quiero hacerle sentir cosas, aunque no sean las mismas que siento yo.

— ¿Quieres contarme una? —. Le digo susurrando contra su boca, deseosa de poder oírla, de saber lo que provocó en ella, lo que piensa de mí y lo que quiere hacerme. Ella gruñe al instante.

— Quería cogerte en este mismo sillón —. Confiesa y sus manos se adentran peligrosamente dentro de mi falda. Yo acaricio sus pechos, desde la primera vez amé como se sentían y como todo su cuerpo respondía a mis caricias.

— Bueno, estamos aquí, hazlo ya, cógeme Karlie —. No me importa que suene a súplica, ella no tarda en obedecer y lleva su mano hasta mi entrepierna, yo me muevo sobre ella mientras la tomo por el cuello y la obligó a besarme.

Desde la primera vez que me besó supe que estaba perdida, Karlie se toma su tiempo, ya sea suave o duro, sus movimientos son concisos y firmes, su lengua tiene maestría y me toma con confianza y determinación.

— Oh, Dios Taylor, —. Gime, casi lloriquea, cuando se introduce en mí, yo jadeo sobre su boca, sintiéndome llena cuando lo hace, pego mi frente a la de ella, también es un lío de jadeos inhalaciones y exhalaciones, empiezo a moverme sobre ella, sobre su mano que está dentro de mí. Pero me detiene. — No, no te muevas bebé.

No lo hago, me detengo, solo por el hecho de oírla llamarme así. Se siente tan personal, demasiado íntimo, y no es que me moleste, al contrario, hace que crezca en mi pecho una ilusión que anhelo y que me he estado negando.

Ella parece disfrutar de la intromisión, no se mueve, como si quisiera asimilar que por fin está dentro de mí. La veo a los ojos, ese verde que cautiva, aprovecho para hacer lo mismo y observarla con tanta atención que pueda retener ese tono de verde en mi cabeza.

En el respiro que me da, trato de asimilar el hecho de que realmente está dentro de mí, y no quiere solo cogerme, hablaba en serio antes cuando me dijo que le gusto, esto no es solo sexo para ella.

Nos quedamos en silencio mirándonos, por fin ella besa con dulzura mus labios. — Karlie....

Sabe lo que diré y no necesito pedirlo. Ella entiende y comienza a mover su mano, me penetra suave y lento, yo no puedo hacer nada más que seguir su ritmo, me gusta que se tome su tiempo.

— Lamento haberte mentido.... —. Dice sin dejar de mover su mano, su dedo dentro y fuera. Quiero acelerar mis movimientos contra ella, y está tomando mucho de mí no hacerlo que no entiendo que me quiere decir.

Sé que sí [Kaylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora