Honey miró el reloj que había en el salón, era casi media noche y aunque no parecía haber pasado tanto tiempo, sin duda ya llevaban un buen rato en el palacio y la fiesta no parecía ir a terminar pronto -. Bueno... Acompáñame - le extendió su mano y Elsa la tomo con confianza. Salieron del salón de la fiesta y recorrieron las escaleras hasta llegar a las habitaciones -. ¿Me dijiste que por aquí estaba tu vieja habitación cierto?
- ¿Hm? Sí ¿porqué? - Honeymaren la tomo del rostro y la beso apasionadamente poniendo sus manos en la nuca de la joven platinada para profundizar el beso. Elsa tomo a la morena de la cintura para corresponder el beso y al momento de separarse para tomar aire comprendió a lo que quería llegar.
La castaña se mostró segura en cada uno de sus pasos, abrió la puerta cautelosamente para corroborar nadie estuviera ahí dentro. Ambas entraron y la morena, quien llevaba la iniciativa cerró la puerta asegurandola.
- Tú habitación es muy linda - por un momento se quedó admirando las grandes paredes con enormes cuadros colgando de ellos. Su estantería con libros y figuras decorativas. El sillón cerca de la ventana estaba un poco despintado, las claras cortinas se sacudían con delicadeza al soplar la suave brisa de la noche. La cama estaba perfectamente acomodada y limpia, no había nada fuera de su lugar. Se acercó a Elsa despacio, teniendo cuidado al momento de tocarla. No sólo podía ver los nervios en su cara, sino que también podía sentir la tensión en ella -. Yo no podría imaginarme vivir entre cuatro paredes.
- No es tan malo cuando te acostumbras - sintió como sus manos fueron tomadas por las de su acompañante. Una pequeña flama en su interior se encendió por primera vez al instante en que nuevamente sus labios se juntaban e iban escalando poco a poco en intensidad.
La platinada se dejaba guiar por la castaña, pero dejaba de sentirse cómoda conforme la situación salía de su control. Apartó a Honeymaren empujándola con su mano cuando ya la tenía acorralada contra el colchón.
- ¿Te sientes bien? - la acarició con cariño en la mejilla. La mantuvo recostada mientras ella se sentaba a un lado.
- Sí, es sólo que... - sabía perfectamente que palabras usar, pero ninguna salía de su boca.
- ¿Te da miedo hacerlo?
- Algo así - admitió casi en un susurro, evitando mirar los ojos marrones de su pareja.
- No pasa nada, podemos intentarlo otra noche.
- No me da miedo hacerlo o lo que sea que suceda entre nosotras - tomo aire y con tranquilidad le confesó la realidad -, me da miedo lo que mis poderes pueden hacer. Ni siquiera necesitan una emoción fuerte para descontrolarse. No me gustaría hacerte daño de ninguna forma.
La castaña tomo las manos de la ojiazul y les dio un beso, retomando su posición.
- Entiendo que eso te asusta, entenderé si no quieres hacerlo todavía, puede ser en cualquier momento, o nunca, si eso prefieres. ¿Quieres bajar y volver a robar los pasteles de la cocina?
Conocía a Elsa, su apetito era insuperable, así que asumió cuál sería su respuesta. Aunque al principio le sorprendió no ver reacción en su amada, sintió el tacto frío en su propia mano y el modo en que la mirada de Elsa se posó en un punto invisible del colchón.
- Yo quiero estar contigo - habló despacio -, pero si no me controlo puedo causar muchos problemas - Honeymaren recordó algunas charlas que tuvo con Anna semanas previas. Elsa vivía atemorizada de ella misma por culpa de sus poderes. Podía mantenerlos a raya, pero sus emociones más fuertes la volvían incapaz de controlar su magia. Un pequeño error y lastimaria a quienes más amaba.
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Elsamaren • Flufftober.
RandomHistorias de Elsa y Honeymaren. One-shots con temática especial por el #Flufftober un reto sacado de #EsDeFanfics