Capítulo quince

960 93 122
                                    

Ese día era la primera vez en meses que Senku tenía que viajar sin su esposa e hija, ya que Kohaku tenía compromisos con su trabajo y ambos acordaron que Tsukiku debería quedarse con ella. Y Tsukiku, aunque era muy madura para sus cinco años, de todos modos hizo la misma pataleta que hacía siempre que su padre viajaba sin ella.

—¡WAAAAAAA, NO QUIERO! —Lloró a cantaros, abrazándose a la pierna de Senku con manos y piernas—. ¡NO TE VAYAS, PAPÁ! —Pataleó, casi tirándolo al suelo.

—Hija, por favor. —Kohaku luchó por apartarla de Senku sin lastimarla, cosa difícil—. Sabes que papá regresará pronto, solo serán un par de semanas.

—¡NO QUIERO! —Se abrazó más fuerte a la pierna de Senku, casi cortando el paso de la sangre—. ¡QUIERO IR CON PAPÁ!

—Sí vas conmigo entonces no podrías ver a mamá. —Senku se inclinó a revolverle el cabello—. ¿Quieres dejar a mamá?

—¡NOOOOO!

Senku planeaba usar trucos para convencerla, pero cuando ella alzó su rostro empapado en lágrimas el corazón se le ablandó, sonrió temblorosamente y se llevó una mano a la boca, intentando contenerse de sucumbir a sus caprichos... no duró ni un minuto cuando ya la tenía en brazos, frotando su espalda mientras ella se abrazaba a su cuello con agarre de hierro, impidiéndole a Kohaku apartarla de él.

—Senku, sabes que si la conscientes menos querrá separarse de ti. —Suspiró con cansancio.

—Puedo retrasar mi viaje un poco...

—¡Senku! —Lo miró reprobatoriamente.

—Bien. Tsukiku, te prometo que volveré pronto...

—No te vayas, papi. —Tsukiku lo miró con sus grandes ojos azules aguados.

Y, por supuesto, Senku se terminó quedando un día más.

Tsukiku fue molesta al jardín de niños, enfadada con su papá por irse mientras estaba dormida, y también con su mamá por regañarla por no dejarlo irse con sus pataletas. ¡Ja, pero si era obvio que el que su papá se quedara era algo bueno, su mamá era diez billones por ciento ilógica!

—Muy bien, niños. Hoy dibujaran a su familia —dijo la maestra alegremente mientras colocaba hojas en blanco delante de todos—. Escriban qué es lo que más les gusta de sus padres o cuidadores, y qué les gusta hacer junto a ellos.

Ante esas palabras, Tsukiku se olvidó de su malhumor y comenzó a dibujar con emoción. ¡Le gustaba mucho dibujar y colorear!

Su mamá era muy linda, siempre dibujaba primero su cabello y luego el sol, luego coloreaba sus ojos de azul y después coloreaba el cielo. Dibujarse a ella y a su papá era molesto, ¿por qué tenían un cabello tan extraño? ¡Además su peinado era muy raro! Pero le gustaba colorear sus ojos de rojo y luego hacer flores en el césped.

¿Qué le gustaba más de su mamá? ¡Sus abrazos y sus besos y que la cargue y todo! ¿Y de su papá? Que le leyera, que experimentaran ¡y que le comprará todo lo que quisiera! Y también le encantaba ir al lago con los dos, dormir con los dos y visitar muchos lugares con ellos. ¡Siempre le gustaba estar con los dos, era lo mejor de lo mejor!

La maestra les dijo que lo pusieran en un marco para regalarle el dibujo a sus padres, pero Tsukiku pidió también un sobre, para enviarlo por correo a su papá después de mostrarle el dibujo a su mamá.

Por suerte su plan para que su papá le enviara un regalo debido al dibujo le funcionó mejor de lo que esperaba y él prometió volver a casa un día antes. ¡Mucho mejor!

Su madre y ella corrieron a abrazarlo, derribándolo en el suelo antes de que pudiera siquiera reaccionar. ¡Lo mejor fue que después le dio los regalos que había traído para ella! ¡Nuevos libros e instrumentos científicos, hurra!

Ni lo sueñesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora