Ni lo sueñes

Capítulo seis

Luna estaba pálida y verde al mismo tiempo. Senku solo parecía como si aún estuviera teniendo problemas para procesar lo que estaba viendo y todos a su alrededor aún no lograban recoger sus mandíbulas del suelo.

Kohaku, ajena a las reacciones de todos, se apartó de Luna y la contempló un par de segundos, cambiando su gesto de uno cálido a uno preocupado.

—¿Estás bien? —Quiso tocar su frente pero Luna rápidamente se apartó—. ¿Qué pasa? Puedes decirme lo que sea. —Avanzó hacia ella mientras Luna retrocedía, negando con la cabeza una y otra vez.

—This can't be true… —dijo en inglés, llena de pánico e incredulidad—. ¡There's just no way! —Se sujetó la cabeza desesperadamente.

—Luna, ¿qué demonios has hecho? —Chrome, que también estaba cerca, se acercó a ella con una mirada reprobatoria—. ¿Esto también es cosa del Dr. Gray?

—¡Yo no sé nada! —aseguró mientras daba vueltas alrededor de un pilar, escapando de Kohaku que decía querer cuidarla sea lo que fuera que le estuviera pasando—. ¡E-esto debe ser otro plan fallido del Dr. Gray! ¡Saben que él está enamorado de la señorita Kohaku!

—Ese bastardo… —Senku se frotó las sienes.

—¿Qué sucede aquí? —Tsukasa, que había estado ayudando en la construcción allí, se acercó con una mirada inquisitiva.

—Otra pócima de amor del Dr. Gray que salió mal —informó Senku con cansancio—. Tsukasa, trae a Kohaku. Vamos a hacerle una visita a ese lunático.

Tsukasa se cargó a Kohaku al hombro, finalmente librando a Luna de la persecución más aterradora de su vida, incluso más que la que vivieron cuando escapaban de Stanley en Sudamérica hace años.

Mientras seguían a Senku, Tsukasa y los demás, se acercó a Carlos con una mirada furiosa.

—¡¿Qué fue lo que pasó?! —gritó en un susurro—. ¡¿Cómo es posible que se enamorará de… de mí?! —Se estremeció.

—¡N-no tengo idea! Yo le acerque la flor y estuve justo frente a ella. ¡Debe ser otro error de ese Dr. Crazy!

—Le advertí que no debería haber confiado en él, señorita —dijo Max con voz petulante.

—¡No es cierto, yo fui quien se lo advirtió!

Luna ignoró su discusión, más ocupada lloriqueando porque de nuevo su plan había sido un gran fracaso. ¡Y esta vez con consecuencias especialmente horribles para ella! ¡¿Cómo se supone que iba a escapar de la persona más rápida que conocía?! ¿Tal vez este era un buen momento para regresar a Estados Unidos?

¡No, aún no podía rendirse!

Al menos quería intentarlo una vez más. Aunque esta vez sin ayuda del Dr. Gray, eso sin duda.

Cuando llegaron al laboratorio del lunático inmortal, se sorprendieron de sobremanera al no encontrarlo allí.

—¿Qué demonios? ¿Cómo es que no está aquí? —Chrome miró confundido a todos lados—. Casi nunca sale de su laboratorio…

—Oh, pero estoy aquí… —La voz del Dr. Gray saliendo de la nada hizo a varios brincar en sus sitios—. ¿En qué puedo ayudarlos? ¡Es bueno tener tantas visitas últimamente! —dijo sonando como si estuviera a punto de llorar de alegría.