A R I S T A

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El humo era tan denso que no podía ver ni lo que tenía delante. Escuché movimiento, pero no solté al soldado en ningún momento. Este comenzó a forcejear y, me dio un codazo en la cara que me hizo dar un grito y soltarlo.

-¡Indra!-Escuché gritar a la voz de Alex, pero no podía ver nada, de repente sentí un golpe agudo, en la sien, no sabía de dónde venía, pero algo sólido golpeó mi cabeza con tanta fuerza que noté cómo perdía el equilibrio. Sentí que algo nublaba mi vista aún más, elevé la mano y, al tocar mi frente me percaté de que era sangre, sangre mía. Las voces se hacían lejanas, comencé a dar pasos hacia atrás con el objetivo de encontrar una pared o un poco de equilibrio, pero cada vez era peor-¡Indra! ¿Dónde estás?-Escuché de nuevo la voz de Alex, pero no pude responder, mi cuerpo no respondía mis órdenes. Todo se volvió negro y sentí mis rodillas ceder.

Un pitido sordo retumbó en mi cabeza, sin piedad. Como unas uñas contra una pizarra. Apreté los ojos y ese gesto hizo que los abriera; por el dolor que sentí al contraer los músculos de mi cara.

Mi campo de visión se vio ocupado por un techo metálico, traté de incorporarme. Miré a mi alrededor y la sensación de pánico ante el lugar desconocido se apoderó de mí. Hice un barrido rápido del lugar donde me encontraba. Mierda, mierda y más mierda.

Pude ver varias cámaras en la parte superior del cubículo, todas las paredes eran de un material metálico; excepto la que se encontraba frente a mí, que era un enorme cristal, a través de este pude ver un largo pasillo. Me levanté. Todo me dio vueltas y el dolor punzante volvió a mi sien. Me llevé la mano a la cabeza y, donde provenía el dolor tenía, lo que entendí por sangre seca. Me dolía.

Me acerqué hasta el enorme cristal, tratando de encontrar alguna pista sobre lo que estaba pasándome. Más espacios, como en el que yo me encontraba completaban aquel pasillo. Unos con gente, otros vacíos. Estaba en una cárcel.

Tomé aire, tomé tanto aire que no sabía por dónde sacarlo. Retrocedí varios pasos, hasta que choqué con la cama en la que había despertado. Estaba en la maldita cárcel. Me dejé caer sobre el fino colchón y traté de controlar mi respiración errática. Me iban a matar, a torturar o a dios sabía qué.

Volví a levantarme e inspeccionar el lugar, me acerqué al cristal y lo golpeé con fuerza, nada.
Le asesté una patada, caí de nalgas. El dolor en mi cabeza era horrible, tomé aire.
¿Dónde estaba Alex? ¿Dónde estaban todos?
¿Y si los habían matado?
Me sentí entumecida.
Me quedé mirando la cama, luego el cristal, por probar que no quedase.
Giré la pequeña cama, haciéndola encarar el cristal y, con toda la fuerza que pude la empujé, un ruido sordo llenó la celda, pero el cristal ni se rayó.
Vi, que como fruto del golpe algunos presos se habían asomado a ver qué pasaba.
Los miré a todos, hasta que me topé con ese par de ojos pardos, esos tatuajes, esa cara que gritaba "problemas", él también me reconoció, sus ojos se abrieron y pude leer una ínfima alegría en ellos, golpeó su cristal, al igual que yo golpeé el mío.
-¡Tommy!-Grité-¡Tommy!-Golpeé el cristal con todas mis fuerzas; pero nada pasó.
Me señaló y luego alzó su dedo pulgar, me preguntó si estaba bien. Asentí lentamente, suspiré un poco más aliviada, Tommy estaba bien.

-Señorita Indra Kapoor-Dijo una voz incorpórea dentro de mi celda, era neutra, robótica. Me sobresalté un poco-Se le informa que se encuentra detenida por los cargos siguientes; escándalo público, desacato a la autoridad, salto del toque de queda, robo al gobierno y terrorismo-Dijo la voz, me quedé en silencio- Mientras se dicta una sentencia acorde a sus delitos, permanecerá retenida en esta celda, cualquiera intento de huida, aumentará su condena.
Sonó un pitido que entendí que dio fin a la comunicación.
¿Terrorismo?
Retrocedí hasta sentarme sobre la cama, me eché las manos a la cara y me la froté con fuerza.
Me iban a matar, estaba segura.
Volví a mirar a mi alrededor, miré las cámaras, suspiré.
Tenía que irme de allí como fuera, y llevarme a Tommy.

Pasaron las horas y, pese a no tener relojes, entendí que era hora de dormir. Apagaron las luces y la enorme estancia quedó iluminada parcialmente por la luz de la torre de vigilancia que había fuera. Esta giraba, unos segundos en penumbra, otros pocos con luz.
Me acerqué al cristal y pude notar que Tommy me estaba mirando, lo saludé con la mano. ¿Cómo podía hablarle?
Estaba tan cerca del cristal que este se tornó un poco blanco ante mi respiración cálida, contra el material frío.
Ya estaba.
Solté mi aliento sobre el cristal y escribí del revés.
"¿Lo lees?"
Tommy entornó la vista, se hizo la oscuridad, luego la luz, lo vi asentir.
Borré con la manga de la camiseta el mensaje y repetí.
"¿Sólo nosotros dos?"
Oscuridad, luz, Tommy negó.
Suspiré.
Imitó mi técnica y escribió.
"Alex"
Oscuridad, luz, su mano señaló hacia arriba.
Miré hacia arriba y pude ver más celdas.
Tomé aire, Alex estaba ahí, en alguna parte.
"Tenemos que huir"
Escribí.
Oscuridad, luz, Tommy asintió.
Me eché hacia atrás y volví a mirar el cristal.
Miré las cámaras.
Si escapaba solo tenía un intento, y tenía que ser rápido.

Volví a mirar el cristal, pero un reflejo me hizo percatarme de que no era cristal, era vidrio. Mi corazón latió con mucha fuerza, el vidrio era más sencillo de romper.
Observé las cuatro aristas del gran ventanal, con cuidado, buscando la más mínima grieta.
Podría ser una cárcel de alta seguridad, pero ese gobierno estaba colapsando económicamente y los materiales eran pobres. Pero tenían militares de sobra.
La arista inferior izquierda, estaba peor acabada que las demás.
Tomé aire, lo solté.
Volví a caminar hacia el ventanal y observé el exterior; varias celdas, alrededor de un patio enorme, todos expuestos y cautivos a la vez, había cuatro guardias en cada planta.
Miré hacia arriba, tratando en vano de ver a Alex.
¿Estaría bien?
De repente una ansiedad enorme se apoderó de mí. ¿Y si le habían torturado?
Tenía que salir de ahí, llevarme a Tommy y llevarme a Alex.
Me senté como un indio junto a la parte inferior izquierda del ventanal, toqué el vidrio, estaba mal acabado, un buen golpe y destrozaría toda la ventana.
Mi cerebro comenzó a funcionar solo, agradecí todo el entrenamiento que había recibido en RRH, las charlas militares de Tommy, los consejos de Marco, la frialdad impuesta de Bruno.
Me quité el cinturón que sujetaba mis pantalones, con tranquilidad, usé la gruesa hebilla como una especie de puño americano, que me coloqué entre los dedos índice y corazón. Cambié de posición y me agaché para tener más alcance a la hora del golpe.
Miré la torre de vigilancia, cuando giró y la luz me dio la espalda golpeé la arista con todas mis fuerzas, crujió.
La luz volvió y vi la raja que se había formado desde esa esquina hasta casi la mitad de la ventana, sonreí eufórica. Miré y vi a un guardia aproximándose.
¿El plan? Romper el vidrio, ahora dañado con la cama, atropellar al guardia con esta, robarle el arma y dejar el resto a la improvisación.
Me acerqué a la cama, miré las cámaras de vigilancia, había contado seis segundos de oscuridad, tenía seis segundos para empujar la cama, y solo una oportunidad.
Pensé en Alex, todo mi cerebro se volvió un álbum de recuerdos de sus ojos, su sonrisa de su voz. Tenía que recuperarle, tenía que sacarlo de ahí.
Miré por la ventana a Tommy, miraba hacia mi celda espectante, le sonreí.
El supo que algo iba a pasar.
Cuando la luz comenzó a irse me posicioné detrás del cabezal de la cama, lo agarré con todas mis fuerzas y empujé como un animal.
Cuando el hierro de la cama tocó el vidrio este se volvió una gruesa telaraña. No paré de empujar y este explotó en una nieve de vidrios diminutos y afilados que caerían sobre mí.

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⏰ Última actualización: Oct 19, 2021 ⏰

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