H E R M E S

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Me quedé mirando a Bruno, durante unos segundo, analizándolo, sus oscuros orbes me escrutaban sin pudor, mirándome a los ojos fijamente. Tendí mi mano derecha y estreché la suya, sintiendo el frío de los anillos en mi mano.

-Gracias-Dije dudosa, miré a Alex y este sonrió.

-Relájate Indra-Dijo Bruno, su voz era muy atractiva, ronca y con un curioso acento americano, arrastraba las palabras.

Caí en la cuenta de que, todos los miembros que conocía de RRH no eran de allí, ninguno éramos completamente ingleses, todos éramos aquello que el gobierno trataba de eliminar.

-Estoy un poco deshubicada-Dije sincera, Bruno asintió comprensivo.

-Aquí todos tenemos mas o menos la misma edad, los mismo objetivos, el mismo pasado-Dijo Bruno tratando de animarme-Tómalo como que vas a vivir en un piso compartido.

Suspiré, llevaba razón, éramos un puñado de jóvenes, que no teníamos a nadie salvo a nosotros mismos, éramos una familia, curiosa, sin lazos de sangre, pero con un lazo mayor, que era el sueño de la revolución y una vida mejor.

-Está bien-Dije y Bruno me dedicó una sonrisa sincera.

-Bueno Indra, ¿ves aquel pasillo?-Dijo el moreno señalando a un pasillo algo lúgubre, iluminado por viejas lámparas.

-Sí-Dije observando todo el lugar.

-La tercera habitación a la derecha es tu dormitorio-Dijo y asentí-Ve y suelta las cosas y más tarde hablamos.

-Tommy y Marco estarán al llegar-Dijo Alex y Bruno asintió.

-Alex-Dije, me miró-¿Me ayudas?-Asintió y comenzó a andar.

-Claro, vamos-Dijo simple, miró a Bruno-Anda, pon la cafetera-Dijo Alex y Bruno levantó las cejas.

-Podrías ponerla tú-Dijo y reí-Siempre pongo la cafetera yo.

-Ya, pero yo soy el que siempre sale a la calle-Dijo Alex, lo miré y luego a Bruno.

-Touché-Dijo el moreno. 

Comencé a andar hacia dónde Bruno me había indicado, me paré frente a la puerta, antigua, puse la mano en el pomo, transparente, de cristal. Lo giré y, ante mi se impuso una enorme habitación, oscura, de techos de piedra abovedados, con una cama en mitad de la habitación y algunos muebles antiguos tapados con sábanas, las ventanas estaban tapiadas y cubiertas por enormes cortinas de terciopelo. Por la estructura de la casa, adiviné que se trataba de un antiguo palacete, que seguramente tendría salida en la superficie.

Mi mirada se dirigió a Alex.

-¿Qué es esto?-Dije lentamente, entrando en la habitación.

-Tu dormitorio-Dijo con un atisbo de sonrisa en la cara, puse los ojos en blanco-Estamos en la casa de el Doctor Jonhnson-Abrí los ojos como platos, esa casa era muy famosa en Londres, hasta que el gobierno la dejó abandonada y prohibió la entrada a la gente, estábamos en el maldito centro de Londres y nadie lo sabía-Pero en la parte subterránea, ocupamos la casa hace un año-Dijo Alex acercándose a un enorme armario tapado y retirando la sábana, haciendo que cayera una pequeña nube de polvo-Bajamos aquí los muebles, y lo acondicionamos para vivir, y bueno, ahora vivimos en una bodega decimonónica con muebles de miles de libras.

Asentí impresionada por el lugar, miré a mi alrededor admirando los cuadros de las paredes, uno me llamó la atención, vaya que si me la llamó.

-¿Eso es Los Girasoles de Van Gogh?-Exclamé, me acerqué al cuadro y observé la firma ¿Esa mierda era la original?

-Sí-Sentenció Alex-Lo robamos del búnquer del PNB.

The Right Red HandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora