D I O S D E D I O S E S

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De repente la escotilla se abrió y pasos volvieron a inundar la casa, no era Bruno, tragué saliva y miré de reojo a Marco, el cual, al igual que yo se percató de que quien había entrado no era Bruno. Alex cargó la pistola despacio y yo imité su acción. Abrimos la puerta del armario lentamente y salimos fuera, mi corazón golpeaba mi caja torácica con fuerza, tanto que podía decir que dolía. Miré a Marco, el cual tenía su mirada puesta en la puerta al igual que el cañón de su escopeta. Me giré y miré a Alex, el cual sostenía la pistola con una expresión de dolor, mierda, su herida, me acerqué a él y bajé su arma, me miró con los ojos muy abiertos y extrañado. Negué con la cabeza y señalé su pecho, él negó, como diciendo que no pasaba nada pero volví a negar. Elevé la mano hasta la curva que unía su cuello con su hombro y ahí la dejé, ejerciendo un poco de fuerza para que se sentara, me hizo caso, aunque puso una expresión de niño enfadado.
Los pasos se pararon frente a la puerta y mi corazón de detuvo, hasta mi respiración lo hizo. Elevé la escopeta cargada y miré fijamente a la puerta.
En ese momento toda mi vida pasó por delante de mis ojos, desde que tenía recuerdos hasta ese momento, mis padres, mis amigos, el día en que me lo arrebataron todo, el día que me uní a RRH, el día que, sin pensarlo, o quizá siendo más sensata que nunca, dejé todo y desaparecí. Una oleada de valentía entró por mi pecho y llenó mi cuerpo.
La puerta de abrió de par en par, la luz me cegó, pero pude distinguir una figura que, al segundo entendí que nos apuntaba con un arma.
-¡Al suelo!-Exclamó una voz.
-Y una mierda-Escuché decir a la voz de Marco, la figura se hizo nítida, era un soldado, llevaba una máscara, con un modulador de voz, y una ametralladora, estábamos jodidos.
Miré de reojo a Alex, que lo apuntaba con la pistola, volví a mirar al soldado y me percaté de que sólo miraba a Marco, ahora o nunca. Giré la escopeta, y con toda la fuerza que me permitió mi cuerpo golpeé el costado del soldado con la culata, soltó un alarido de dolor y cayó al suelo. Aproveché para pegarle una patada al arma, alejándola de él. Marco, actuó rápido y le quitó el casco, dónde tenía el modulador y el transmisor. Miré la cara del hombre con asco. Lo miré a los ojos, me agaché y le tapé la boca, apoyé la rodilla en su pecho y me acerqué a su oído.
-Como digas una sola palabra te vacío el cargador en la cabeza-Susurré muy segura de mis palabras.
-Nido a gorrión, nido a gorrión ¿Todo despejado ahí abajo?-Dijo el transmisor, miré al soldado avisándolo con la mirada, luego miré a Marco, el cual activó el modulador de voz, y soltó.
-Todo despejado, vuelvo a la superficie-Dijo y todos miramos al transmisor asustados.
Vamos, tragatelo.
-De acuerdo, nos retiramos, corto y cierro.
Suspiré aliviada y miré al soldado, que me miraba enfurecido.
-Os creéis que vais a cambiar el mundo y váis a cambiar una mierda-Escupió el soldado-Y menos con filas de niñatos y princesitas-Se rió y me reí.
-Ya bueno-Dije tranquila-Te equivocas amigo.
-¿Si?-Dijo jocoso. Asentí y noté cómo entraban Tommy y Bruno y miraban la situación alarmados.
-No soy una princesa-Dije- Soy Indra.
Y acto seguido golpeé su cabeza con la culata de la escopeta, dejándolo inconsciente.
Miré a los chicos, que me miraban atentos.
-¿Qué hacemos con este?-Dijo Marco.
-Vamos a ponerle una inyección de amnesia y lo vamos a dejar en Trafalgar Square-Dijo Bruno.
Me levanté y fui a mi habitación, rebusqué entre mis cosas y encontré lo que buscaba, un pintalabios rojo. Volví con este a dónde se encontraban todos, Bruno ya le había administrado la inyección.
La inyección de amnesia, estaba hecha a base de un fitoplancton, procedente de Argentina, de la especie Pseudonisquia Australis, el cual, provocaba amnesia en los seres humanos.
Me acerqué al soldado mientras abría el pintalabios, pinté sus labios de rojo, pinté una corona en su frente y "RRH" en su ropa, escuché reír a Alex, me giré y lo miré.
-Nadie te llama princesa-Dijo y negué.
Tommy cargó el cuerpo y me miró.
-Déjame eso anda-Dijo refiriéndose al pintalabios-Quiero darle mi toque-Dijo y reí, le di el pintalabios y lo guardó en un bolsillo.
-Sabía que tú valías-Dijo Tommy, para luego darme un breve abrazo y retirarse arrastrando al soldado. Marco cogió el casco.
-Voy contigo Tommy-Dijo con una sonrisa.
-Alex, puedes soltar la escopeta-Dijo Bruno riendo, ya que parecía que se le había pegado a las manos.
Alex lo miró y sacudió su cabeza.
-Que tensión-Dijo soltando el arma-Nunca habían llegado a entrar-Dijo y luego me miró-Si no llega a ser por ella nos mata a los tres-Dijo Alex y Bruno me miró.
-Qué cojones tienes Indra-Dijo y comencé a procesar lo que acababa de hacer, me quedé parada-Bueno chicos, me voy a descansar-Susurró Bruno estirándose-¡Qué bien sienta cuando las cosas salen bien!-Exclamó y se fue de la habitación.
Yo seguía parada, mirando al suelo, procesando que había estado a punto de morir de nuevo, procesando mis actos.
-Eh Indra-Susurró Alex. Pero no respondí, escuché cómo se levantaba y sentí cómo me abrazaba de manera protectora, una de sus manos acariciaban mi pelo, su voz susurraba palabras para calmarme. Sentí que ya no tenía miedo, que era fuerte por mi misma y, que, cuando caía tenía a alguien que amortiguaba el golpe. Era todo lo poderosa que quisiera ser.

"Indra señor de la guerra, del cielo y del cosmos"

The Right Red HandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora