—Joder, papá, ¿no podemos tener una maldita cena normal?—Me quejé.
—Cariño, no le hables así a tu padre.—Murmuró mi madre.
—Le hablo como me dé la gana, no tiene derecho a controlar mi vida.—Contesté molesta, tirando mi tenedor en mi plato lleno de comida.
—T/N, tienes 17 años, ese chico no es bueno para ti.—Insistió mi padre y bufé.
—Y, ¿por qué crees que es malo para mí?—Me crucé de brazos.
—¿Te crees que un tío de 19 años, estrella del rock, es de fiar?—Rió sin humor.
—Papá, él me quie..—Iba a contestar, pero me interrumpió.
—¿Que te quiere?—Soltó una carcajada—Ay, cariño, qué poco sabes del amor..—Murmuró y bebió un sorbo de su vaso de agua.
—Te odio..—Negué con la cabeza y me levanté de la mesa.
—Cielo, acaba de cenar.—Pidió mi madre.
—No, me voy a dormir.—Murmuré y me dirigí a las escaleras.
—Cuando ese chico te deje por la primera chica que se le ponga por delante, te arrepentirás de no haberme escuchado.—Advirtió mi padre.
Respiré hondo y me giré, plantándole cara.
—¡AQUÍ EL ÚNICO QUE NO SABE UNA MIERDA SOBRE EL AMOR ERES TÚ!—Grité sin poder contenerme.
—T/N, no voy a permitir que me hables con ese tono.—Dijo mi padre guardando la calma.
—¿CREES QUE ME IMPORTA? ¡CALUM ME QUIERE, LO QUE PASA ES QUE SIGUES VIÉNDOME COMO A UNA NIÑA DE DOCE AÑOS! ¡PAPÁ, HE CRECIDO Y TENGO DERECHO A ESTAR CON ALGUIEN QUE ME QUIERA Y ME CUIDE!—Me desahogué
—No me vengas a llorar cuando esa "relación" se acabe.—Contestó él, haciendo comillas en el aire cuando dijo "relación".
—¡VETE A LA MIERDA, PAPÁ!—Grité y subí las escaleras corriendo.
Entré en mi habitación y cerré la puerta de un portazo. Me tiré en la cama y escondí mi cabeza en la almohada, empezando a llorar.
El sonido de mi móvil me interrumpió y levanté la cabeza de la almohada, mirando mi móvil en la mesa, podía reconocer el nombre de Calum en la pantalla. Me limpié las lágrimas de la cara y me senté en la cama, cogiendo el móvil.
—Hey..—Murmuré.
—Por fin, llevo media hora llamándote.—Contestó él.
—Lo siento, tuve.. tuve otra discusión con mi padre.—Expliqué mirando al suelo.
—¿Estás llorando?—Preguntó—¿Ese gilipollas te ha hecho llorar?—Preguntó, empezando a alterarse.
—No importa, se puso nervioso y.. empezó a decir cosas.—Intenté defenderle sin motivo.
—Me importa una mierda, voy para allá a hablar con él.—Aseguró y suspiré.
—Calum, por favor, no lo hagas.—Pedí.
—Demasiado tarde, ya estoy entrando en el coche.—Contestó y cerré los ojos, negando con la cabeza.
—Calum.. Déjalo, de verdad.—Murmuré.
—No, T/N, estoy hasta los huevos de que tu padre te trate así.—Insistió.
—Hazlo por mí.—Pedí y él se quedó en silencio durante unos segundos.