—When I wake up I'm afraid, somebody else might take my place—Cantábamos Calum y yo la letra de Afraid—. When I wake up I'm afraid, somebody else might end up being me.
Nos empezamos a reír y Calum apartó dos segundos su mi mirada de la carretera para besarme.
—Eres adorable—Murmuré cuando él volvió a centrarse en la carretera—. Pero no vuelvas a hacerlo, podríamos tener un accidente.—Bromeé y él rió.
—¿Me estás diciendo que no puedo besar a mi novia?—Se quejó.
—Sólo cuando paremos en los semáforos rojos.—Contesté.
—Cariño, es de noche y la calle está vacía, ¿crees que estoy parando en los semáforos rojos?—Rió y suspiré.
—Ahí tienes razón—Admití—. Mierda..—Susurré acordándome de algo.
—¿Qué? ¿Ha pasado algo?—Calum me miró preocupado.
—Se nos ha olvidado traer comida.—Le recordé.
—Y, ¿quién te ha dicho que no he traído comida?—Levantó una ceja y volvió a mirar a la carretera.
—¿Has traído?—Pregunté sonriendo.
—No.—Contestó y rió.
—Gilipollas.—Reí y golpeé su brazo.
—Pero tengo una idea—Dijo y yo lo miré con atención—. ¿Ves la sudadera negra que está en los asientos de atrás?—Preguntó y me giré.
—Sí.
—Póntela.—Pidió y yo fruncí el ceño.
—¿Qué? ¿Por qué?—Pregunté confusa.
—Tú hazme caso, póntela.—Insistió y bufé, cambiando mi camisa de cuadros por la sudadera.
—Y, ¿ahora qué?—Dije cuando me puse la sudadera.
—Nos estamos acercando a una tienda.—Contestó.
—¿Y qué? ¿Quieres que vayamos igual?—Pregunté señalando la chaqueta de chándal que llevaba él puesta.
—¿Me quieres escuchar?—Se quejó riendo un poco.
—Sí, lo siento.—Me puse seria.
—Vamos a robar.—Se encogió de hombros.
—Cal, cariño, ¿me estás vacilando?—Dije levantando una ceja.
—No.—Contestó.
—¿Eres Calum Hood y tienes que robar? ¿No tienes dinero?—Murmuré confusa.
—La verdad es que no, sólo tengo dos dólares, no he traído nada.—Contestó y suspiré.
—Calum, por mucho que te quiera, no voy a robar, lo siento.—Aseguré.
—Ya hemos llegado.—Aparcó frente a la tienda, que se podía ver que estaba vacía.
—Cal..—Insistí haciendo un puchero.
—Ver a mi novia robar será la cosa más sexy del mundo.—Contestó saliendo del coche.
—Pues qué pena, porque no voy a salir del coche.—Me encogí de hombros.
—Vale, nos vemos.—Se despidió cerrando la puerta del coche y dirigiéndose a la entrada de la tienda.
—Joder.. Siempre acabo cayendo.—Susurré y salí del coche.
Cuando cerré la puerta, Calum se giró y cuando me vió sonrió.
—Tienes a la mejor novia del mundo.—Aseguré acercándome a él y él pasó un brazo por mis hombros, besándome.