13.¿Para qué sirven los amigos?

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Miércoles, 29 de abril

Emma:

Procrastinación. Menuda palabra para describir un acto tan común y cotidiano como es el aplazar eventos y tareas importantes. Cualquiera pensaría que le pondrían un nombre más “normal" a una acción tan típica del ser humano. Pero sí, todos, en algún momento de nuestra vida hemos procrastinado, ya sea porque tenemos que dar una mala noticia, hacer una tarea aburrida o ir a un lugar que no nos apetece. Decimos el usual “cuando termine esto lo hago" y así seguimos aplazándolo y terminando otras cosas que encontramos más agradables que lo que realmente tenemos que hacer. Procastinar es una acción que todos los indecisos utilizamos bastante seguido.

Hace ya más de una hora que escuché como la puerta de entrada se cerraba acompañada por la voz de mi padre preguntándole a la buena de Olivia si yo estaba en casa y avisándole de que hoy pensaba comer en el estudio por la cantidad de trabajo atrasado que tenía, cosa que nunca he entendido, si se pasa media vida trabajando, ¿cómo puede andar atrasado en algo referente a eso?

La cosa es, que ya tengo las clases de literatura al día, me llevó un buen par de horas tener todo copiado, pero debo admitir que no tengo nada de que quejarme sobre la calidad de los apuntes. Max es muy bueno tomando los puntos más importantes de cada tema y tiene una caligrafía tan limpia y clara que avergüenza mi chueca letra. Seguro que mi padre me lo saca en cara en cuanto las vea.

Miro el despertador en la mesita de noche, va a cumplirse dentro de poco una hora y media desde que llegó mi padre y sé, con certeza, que si cuando se cumplan las dos horas aún no he bajado a verlo, él se va a tomar la gran molestia de subir y sé que eso no me va a gustar.

Suspiro, tomo aire, cuadernos pegados al pecho, frente en alto, pantuflas bien puestas y bajo la escalera hasta su estudio. Doy un par de toques hasta que escucho que me deja pasar y con una sonrisa tímida dejo las libretas en una esquina del escritorio de madera oscura que le regaló su padre, mi abuelo, cuando terminó la carrera.

Está en su silla, mirando un par de papeles y contrastándolos con algo en su iPad, solo levanta la cabeza un microsegundo, mira lo que dejé y vuelve a revisar los papeles. Con ese ceño fruncido que se carga no me extraña las sendas arrugas que ya se empiezan a formar en su frente.

Me rasco la pierna con mi otro pie y juego con los pendientes de peces que me compré en unos de esos viajes que hice con él, todo sin saber como preguntar lo que me tiene tan nerviosa.

—¿Qué pasa?—inquiere un poco irritado cuando nota que aunque pasan los segundos sigo sin marcharme dejándolo solo, deja su iPad sobre las hojas y junta sus dedos dejando a sus codos descansar en la mesa. Me está prestando toda su atención, pero a la vez me dice que no le tome mucho tiempo.

Este era el motivo real por el que aplazaba venir a verlo. Tengo una pregunta que me llena de una curiosidad que solo él puede saciar, pero con mi padre nunca sé como actuar ni como responderá él. Así que hago la pregunta sin más preámbulos, que sea lo que dios quiera.

—¿Tú tienes amigos?

Su pose cambia, se acomoda al espaldar de su silla y sus manos van a parar a los brazos acolchados del asiento.

—¿A qué viene esa pregunta?—no me sorprende su confusión, ni yo misma entiendo por completo porque hago esto.

Desde que comenzamos la segunda parte de este proyecto, la pregunta ha estado rondado mi cabeza. He visto a mi mamá con amigas, salir los fines de semana, felicitarse en los cumpleaños. Recuerdo incluso a algunas venir el día del funeral y con ojos tristes, decirme lo magnifica que ya sabia que era mi madre. Pero de mi padre no, siempre ha sido más centrado en el trabajo, su circulo social se componía de nuestra pequeña familia y los amigos de mamá y cuando esta murió muy pocos siguieron en contacto con Elliot. En los últimos años solo lo he visto rodeado de socios de trabajo y secretarias. Me da pena pensar que en su funeral solo me tendrá a mis abuelos y a mí para llorarle y que no habrá amigos que me recuerden lo buen padre, a su estricta manera, que era.

Proyecto Amor(borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora