El insomnio de un pasajero que perdió el tren de las doce en punto. Y el nudo de corbata mal hecho por ir siempre con prisas. Yo te observo desde las vías por donde paso el último tren del día. Tienes el pelo despeinado y no paras de mirar el reloj con inquietud, no te has dado cuenta que comparto el andén contigo. De nuevo has hecho el intento de encontrar tu mirada con las agujas de ese maldito artilugio, pero demasiado tarde, he robado tu mesura de tiempo. Detente, no te lamentes por haber perdido un tren, tal vez si hubieses subido te hubieses perdido la aventura más increíble de tu vida, tal vez esa chica esté en el próximo vagón del próximo tren de esa estación. Que mañana será otro día, que tal vez llegues a tiempo sin mirar el reloj. Pero mírate, que ojeras tienes, tus ojos piden a gritos consolación. Acomodo tu traje con mis manos, afirmando tu corbata y te saco a pasear haciendo que persigas tu maleta mientras ando con ella a un lugar desconocido. Te has perdido en una simple estación, pero no estás solo, estoy contigo.