•𝐁𝐚𝐡í𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐨𝐤𝐢𝐨, 𝟐𝟓 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐥𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏•
Los Juegos Olímpicos te vienen grandes. No estás preparada. Aún estás a tiempo de renunciar a tu puesto en el equipo y regresar a España.
Las palabras de Iván se habían clavado en su subconsciente como una astilla, haciéndola sangrar internamente. No quería aceptar la realidad, pero el chico del que se había enamorado cinco años atrás la estaba destruyendo; y no era capaz de desprenderse de él.
—Voy a buscar algo de comer —al otro lado de la puerta del cuarto de baño, y camuflada por el sonido del agua, sonó la voz de Abril. Sobresaltada, Vega trató de centrarse en las palabras de su mejor amiga; que bajo la alcachofa, habían sonado como un susurro llevado por el viento—. Vuelvo en diez minutos.
Sin esperar una contestación, la joven promesa del baloncesto abandonó la habitación cuatrocientos quince dando un portazo; lo que permitió a Vega volver a sumergirse entre las profundidades de sus miedos e inseguridades. Aquellos mismos que, bajo la cascada de agua caliente, se habían desatado con furor.
Hasta hacía un par de semanas, la sensación del agua hirviendo recorriendo cada rincón de su desnudo cuerpo le producía paz; ahora, esa quietud se había transformado en intranquilidad.
—Mierda, mierda, mierda —con rabia cerró los ojos y proporcionó un puñetazo a la pared. Iván había empleado tan bien sus cartas y había ejecutado con tanta precisión sus jugadas, que había aniquilado por completo a la Vega a la que, cinco años atrás, había invitado a una cerveza.
Tanto a nivel profesional como personal, se sentía un cero a la izquierda; se sentía pequeña e insignificante. Iván la había autoconvencido de que no era suficiente, de que era un fracaso; de que jamás llegaría a ser alguien de renombre. Pero también la había autoconvencido de que él estaba allí para ella, de que él jamás la dejaría, de que él sí la entendía.
—Mierda, mierda, mierda —volvió a repetir, completamente frustrada. Cansada de escuchar a su subconsciente repetirle que no era merecedora de estar en los Juegos Olímpicos, cerró el grifo, se envolvió en la toalla y salió de la ducha.
Torpemente, se colocó frente al espejo y, tras limpiar el vaho que lo cubría, se contempló en él. Bajo sus ojos no tardó en distinguir dos manchas violáceas, consecuencia del insomnio. Iván la estaba matando mentalmente, y no conseguía aceptarlo.
Con fatiga, se secó el cuerpo y lo cubrió con un chándal gris; su intención era no salir de la habitación hasta la mañana siguiente para poder disputar el primer partido de aquella etapa. Ni siquiera bajar a cenar entraba entre sus planes; estaba completamente saturada, y necesitaba descansar.
—¡Ya estoy aquí! —al tiempo que Vega abandonaba el cuarto de baño, Abril volvió a introducirse en la habitación. Cargaba una bolsa de plástico con comida; lo que desconcertó a la gallega.
—¿Vas a hacer un picnic en la habitación? —trató de bromear, aunque sus ánimos se localizaran al ras del suelo.
—Tú y yo vamos a ver el partido de España contra Australia, vamos a merendar —indicó, vaciando el contenido de la bolsa sobre la cama— y vamos a hablar.
—Abril, no me apetece...
—Me da igual que no te apetezca; tenemos una conversación pendiente que no pienso pasar por alto —declaró firme.
Vega era consciente de que, la tarde anterior, Eric había puesto en sobreaviso a Abril sobre su situación. Y, aunque aún no se había pronunciado respecto al tema, sabía que tarde o temprano lo acabaría mencionando.
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𝑻𝒐𝒌𝒊𝒐 // Pᴀᴜ Tᴏʀʀᴇs
Fanfic❝Encontrarte a ti ha sido mejor que ganar un oro olímpico❞. • • • • • [ REAL LIFE | SOCIAL MEDIA]