•𝐌𝐚𝐝𝐞𝐢𝐫𝐚, 𝟏𝟒 𝐝𝐞 𝐚𝐠𝐨𝐬𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏•
Con sosiego, Vega se sentó en la silla vacía que se encontraba junto a Pau. El atardecer estaba a punto de caer; y ver como el sol se ocultaba en el horizonte, con el sonido de las olas del mar y las gaviotas como melodía, con sus pies jugando con la cálida arena y una piña colada entre sus manos, le parecía un plan de diez.
—Daría todo lo que tengo por vivir en un sitio así. Una cabaña al lado de la playa, sin preocupaciones ni problemas.
—Alejados de la civilización; viviendo en calma y armonía —agregó la pelirroja, con la mirada clavada en los últimos rayos de luz—. Ha sido un primer día excepcional, ¿verdad?
Hacía poco más de doce horas que habían aterrizado en la isla portuguesa, y ya habían logrado crear anécdotas que recordarían con nostalgia con el paso de los años.
—El momento cumbre del día fue ver cómo Pedri entraba en pánico por culpa de las turbulencias del avión, y cómo Eric se mareaba —señaló el futbolista, recordando cómo había iniciado su aventura en Madeira.
—¿Y el momento en el que Javier trató de hacer de mediador con el de la agencia inmobiliaria? —agregó Vega.
—Por un momento llegué a pensar que acabaríamos durmiendo en un descampado o en un parque —se carcajeó.
—Nota mental para el futuro: no creer a Javi cuando dice que domina bien los idiomas —manifestó con mofa.
Con cariño, Pau trasladó sus orbes hacia la gallega. El sonido de su risa, tan dulce como contagioso, era una oleada de paz para el mismo. Si tuviera que escuchar una única melodía el resto de la eternidad, ansiaba que fuera aquella.
—Hablando de Javi, ¿él y Abril son oficialmente pareja o...?
—Por el momento no ha habido un "¿quieres ser mi novia?", pero no creo que esa pregunta tarde mucho en llegar.
A lo largo de esa semana, Abril le había ido contando a su amiga cómo iban avanzando las cosas con el catalán. La distancia que los había separado durante aquellos seis días no había enfriado la relación que habían creado en Tokio; y las charlas —tanto por WhatsApp como por videollamada— se volvieron recurrentes. Y, aunque consideraban que aún era demasiado pronto para dar nombre a lo suyo, tenían claro que querían intentarlo.
—Se han ido a dar un paseo, ¿no?
—Paseo romántico por la playa, con el atardecer de fondo —especificó—. Y Eric y Pedri se han ido a inspeccionar el pueblo.
—¿Cuánto crees que tardarán en perderse y en llamar pidiendo auxilio? —comentó, entre risas y con tono jocoso.
—Tienen peligro cuando se lo proponen —reconoció.
—Teniendo en cuenta que estuvimos casi media hora buscándolos por el aeropuerto, sí —de nuevo, más risas.
Anécdotas, anécdotas y más anécdotas. Compartir momentos con aquel grupo era, sin lugar a dudas, lo mejor que Tokio le había proporcionado a Vega. La medalla olímpica, comparada con la amistad que había forjado con los futbolistas, se quedaba en nada.
—¿Y el momento en el que Pedri destrozó, de forma cruel, los sentimientos de un niño? —mencionó el futbolista, cuando la imagen del canario pisando, sin querer, un castillo de arena, regresó a su mente.
—No llevamos ni veinticuatro horas en la isla, pero por el momento podría posicionarse, sin lugar a dudas, en el top uno mejores vacaciones de mi vida —aceptó la pelirroja.
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𝑻𝒐𝒌𝒊𝒐 // Pᴀᴜ Tᴏʀʀᴇs
Fanfiction❝Encontrarte a ti ha sido mejor que ganar un oro olímpico❞. • • • • • [ REAL LIFE | SOCIAL MEDIA]