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•𝐁𝐚𝐡í𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐨𝐤𝐢𝐨, 𝟎𝟑 𝐝𝐞 𝐚𝐠𝐨𝐬𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏•

Décimo tercer día de una de las etapas más mágicas y extraordinarias de sus vidas; y, por ende, último día antes de introducirse en la recta final.

—Cabeza alta, mente en blanco y pasos seguros.

Quedaban, exactamente, veinticuatro horas para enfrentarse a la selección francesa en cuartos de final. Un partido que, de ganarlo, las introduciría de cabeza en una semifinal contra Japón.

—Y, citando a Michael Jordan, termino con un: "el talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos".

Cuando la voz de Lucas Mondelo se apagó, las jugadoras respondieron a sus palabras con un aplauso conjunto y un: "una para todas, todas para una".

—Y recordad: descansad.

Y, tras la sentencia final del seleccionador, el círculo que habían formado las baloncestistas alrededor del catalán se disolvió.

—En cuanto regresemos a la Villa pienso meterme en la cama y no hacer nada más lo que resta de día —manifestó Abril al tiempo que se apoderaba de su toalla y de su botella de agua—. Estoy: muerta.

—Yo pienso introducirme en la ducha y no salir hasta que empiece el partido de España —declaró. A pesar de que esa noche había logrado dormir del tirón, también estaba agotada; y el entrenamiento de ese día no había hecho más que empeorar su cansancio.

—Estaban atacados de los nervios —recordó la andaluza.

—El que más Eric —expuso la pelirroja, cuando a su mente regresaron las acciones torpes de su mejor amigo esa misma mañana.

—Como para no estarlo, si va a hacer el ridículo delante de toda España una vez más —el comentario despectivo de Ángela había sido pronunciado entre risas, tanto propias como de Lena; lo que provocó que la sangre de Vega hirviese de rabia.

—Al menos él es titular indiscutible de su selección; tu amiga sin embargo aún no ha jugado ni un solo partido con la camiseta española—atacó Abril, para satisfacción de la gallega.

Lena, avergonzada ante el dardo envenenado que le había lanzado su ex-amiga, llevó la mirada al suelo.

—Ella desde el banquillo ha hecho más por el equipo que vosotras jugando los cuarenta minutos —trató de atacar, en vano.

—Animar es lo único que ha hecho y a lo único que puede aspirar —aunque al principio Vega había optado por callar y no caer en el juego de Ángela, la rabia que sentía la había obligado a manifestarse—. Porque jugar...

—¿Vosotras os creéis que jugáis por ser las mejores? Solo sois titulares porque sois las perritas falderas de Mondelo —tratando de ejecutar un jaque mate, en vano, Lena habló—. Yo si juego, será por talento propio, no por limpiarle anteriormente el suelo a nadie.

—Quien te vio y quien te ve —se carcajeó Abril—. Has acabado convirtiéndote en lo que un día juraste destruir.

—¿Ya se te ha olvidado cómo todos los periódicos y medios nacionales cargaron contra ti y contra tu nulo talento dentro de una cancha de baloncesto? —tras asegurarse de que se encontraban completamente solas en el pabellón, la pelirroja sacó el as con el que podía acabar con la soberbia de la madrileña—. ¿Y ya se te ha olvidado quién salió en tu defensa?

—No Ángela, por supuesto —intervino de nuevo Abril—. Es más, en la última convocatoria, en la qué tu no estabas, te criticó cruelmente y sin piedad.

𝑻𝒐𝒌𝒊𝒐 // Pᴀᴜ TᴏʀʀᴇsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora