Lazos
...
La masacre inició una hora antes del amanecer, cuando el pueblo de Vannet se encontraba tranquilo y oscuro.
—¡Despierta! —escuchó que le decía una voz apremiante.
Drago, que hasta hace un segundo había estado durmiendo, se despertó.
—¿Mami? —preguntó, mientras escuchaba la descuidada y ruidosa danza que su madre ejecutaba por toda la habitación.
—¡Ponte las botas! —ordenó —. ¡Rápido!
Drago obedeció.
—¿Qué pasa?
La mujer no respondió. Lo levantó del suelo y echó a correr al exterior.
—¿Mamá? —llamó asustado, pues no era normal que se comportará así —. ¿Qué...?
No termino de decirlo. Frente a sus ojos una llamarada de fuego se alzó ferozmente.
—¡AH! —gritaron. Su madre retrocedió, tambaleante, antes de chocar contra el suelo.
Drago rodó sobre un costado, se incorporó sobre un codo y observó cómo su pueblo ardía bajo la lluvia de fuego. En el cielo, que en su momento había estado ornamentado únicamente por las estrellas, refulgían las figuras de cientos de dragones.
—¡Inga! —escucharon a lo lejos. Era Harald, el panadero.
—¡Aquí! —su madre se levantó, lo tomó por la muñeca y lo apartó de la luz y el calor.
—Corran a los plantíos —les dijo Harald, llegando donde ellos —. Las adelfas los ahuyentaran.
—¿Qué hay de ti?
Harald respondió, pero el dragón que lo elevó por encima de sus cabezas se llevó sus palabras, y ellos no alcanzaron a oírlas.
—¡Sujétate de mí! —chilló su madre —. Sujétate de mí...
Corrieron sendero arriba, esquivando aldeanos heridos, asustados y moribundos, bolas de fuego, bolas de lava fundida, chispas de magnesio, tornados de fuego arremolinados, nubes de gas inflamable y más. Cruzaron la mitad de la aldea obteniendo leves quemaduras y raspones, pero el interior no era mucho mejor.
La gran mayoría de casas se habían derrumbado entre los giros y bailes de las llamas, extendiéndose y consumiendo todo a su paso. En los callejones, los huesos, restos o cuerpos de algunas personas reposaban en posiciones anatómicamente imposibles.
A Drago se le encogió el estómago debido al miedo e intensificó el agarre en la mano de su madre, quien no tardó zafarse y arrojarse hacia uno de sus costados para evitar las garras del dragón con espinas en la cola.
—¡Mamá! —gritó, aterrorizado. Y el reptil se volvió en redondo hacia él.
Drago abrió los ojos y echó a correr cuesta abajo hasta que se tropezó con el hijo de uno de los agricultores de arroz, liberándose del dragón. Soltó un jadeo, tratando de recuperar el aliento, y regresó a donde había visto a su madre.
Pero lo único que encontró fue su cadáver. La habían calcinado.
Un gritó se le atoro en la garganta al tiempo que los ojos se le llenaban de lágrimas. Retrocedió, horrorizado. El asesino que se alimentaba de una oveja a pocos metros de su posición, giró la cabeza y comenzó a acercarse.
La sangre le goteaba por el hocico, como una dulce llovizna en días de verano. Las garras reflejaban el brillo de la luna. Y sus ojos... Oh sus ojos... Irradiaban muerte.
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SANGRE DE DRAGÓN | Hiccup Haddock
Fanfiction"EL VÍNCULO ENTRE JINETE Y DRAGÓN ES PARA SIEMPRE". Eyra Skardsson, princesa de Akiridion-5, es transportada eones en el tiempo hasta la tierra de dragones, donde conoce y se involucra con la estirpe de dos legiones en guerra. Medio siglo después...