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Tiempo en familia

Desde que salió del huevo, los padres de Thor le habían dicho que los humanos eran seres crueles y despreciables, capaces de asesinar por deporte, incluso diversión. Y claro, como cualquier niño, no les había creído, pero después de casi morir a manos de uno, había terminado por convencerse.

A través de esa experiencia, se prometido no dejar que alguien lo dañara. Y cuando menos se lo espero, había encontrado una pareja y había tenido un hijo. Algo que lo hizo muy feliz. Pero claro, la vida no es perfecta y en cuestión de horas, se había quedado sin esposa, y en su lugar, con una humana.

Admitía, que un principio, aquello no le había hecho gracia, y que había intentado matarla en cuanto la vio, pero tras la insistencia de su hijo y el paso de tiempo juntos, había comenzado a tolerarla. No la quería, eso era seguro, pero, hasta el momento, ya podía soportar su cercanía hacia su persona.

Aquel día, se encontraban descansando cerca de un pequeño valle, y Eyra y Zeus disfrutaban de una guerra de lodo, que más tarde, les costaría un profundo y arduo baño. Thor no los quería oliendo a mugre, ya le había costado mucho trabajo, impregnar a la niña con su olor como para que esas horas de su vida fueran un desperdicio.

-Mira, soy como ese tipo de las espinas en la cola -le dijo Eyra al dragón, mientras terminaba de recogerse el cabello con ayuda del lodo.

-Es cierto -se burló el pequeño, soltando una risa -. Y mira, yo soy como el que desapareció en el tronco de ese árbol -Zeus se enterró en el lodo.

Eyra soltó una carcajada y continuaron disfrazándose de todos los dragones que habían visto durante los días que habían pasado juntos. Una hora después, Thor los interrumpió y les ordenó bañarse, pero como niños que eran, ambos se negaron, por lo que el Skrill adulto, tuvo que lanzarlos al agua.

-Y no salgan hasta que sus escamas brillen -les dijo, antes de acomodarse a pocos metros del lugar.

Eyra le sacó la lengua, al mismo tiempo que, Zeus le lanzaba un poco de agua. Al verlos, Thor los miro seriamente y ambos se sumergieron en el lago. Cuando estuvieron listos, se acercaron al mayor y se acomodaron a su lado, pero el adulto los aparto de inmediato.

-¿No les dije que se bañaran?

-Eso hicimos -le respondió Eyra, escurriéndose el largo cabello rojizo que poseía.

-Pues algo apesta -gruñó, comenzado a olfatearlos. Inicio con Zeus, pero el pequeño estaba limpio, se acercó a la chica y aunque no olía mal, aun tenía rastros de suciedad -. Eres tú, no te bañaste bien.

-Claro que lo hice -se defendió -, mi mamá me enseño.

Thor se tensó y desvió la vista. No quería entrar en detalles con la humana, ya le era muy difícil aceptar la muerte de su esposa, no necesitaba saber de los ausentes padres de la niña.

-Vuelve al agua, no puedes viajar así -le dijo.

-No soy yo -insistió -, es mi ropa -la señaló. Thor dudó y volvió a acercarse para olerla. Y en efecto, era la tela.

-Quítatela -ordenó, y Eyra se abrazó a si misma.

-Me dará frío y me enfermaré -se quejó.

Thor gruño. No necesitaba a un enfermo en el grupo.

-Esperen aquí -indicó, extendiendo las alas -, regresare antes del atardecer -dicho eso, alzó vuelo, perdiéndose en la tormenta que se encontraba en la isla contigua.

SANGRE DE DRAGÓN | Hiccup HaddockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora