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Revelaciones

...

Eyra atravesó corriendo el vestíbulo de la casa de placer de Moa, una mujer de la misma edad que Haakon, con cabellos y ojos marrones, subió las escaleras hasta llegar al tercer piso e ingresó a las habitaciones de las chicas.

—¿Cómo está? —le pregunto a Bente, mientras se sujetaba los rojizos cabellos en lo alto de la cabeza.

—Mal —respondió la chica, guiándola hacia la cama —. El bebé viene volteado. Hemos intentado de todo para girarlo, pero solo logramos que expulsara un pie.

Eyra dejó sus instrumentos en la mesita de la entrada y se lavó las manos con el agua que habían traído del pozo, acto seguido, se arrodilló entre las piernas de la madre primeriza.

—¿Cuánto tiempo lleva en labor de parto?

—Doce horas —le respondió Kyo, una joven cuatro o cinco años más grande que Eyra —, pero no fue hasta hace una hora que comenzó a sangrar así.

Eyra asintió, observando el excesivo color rojo que decoraba la imagen frente a ella.

—¿Cuál es tu nombre?—le preguntó Eyra a la niña, mientras evaluaba la situación.

—Aloanni —respondió, dolorida.

—Lindo nombre, yo soy Eyra —Aloanni le dio una sonrisa torcida antes de chillar de dolor —. Por cierto, ¿cuántos años tienes?

—Trece.

Eyra sintió dragones en el estómago. Las niñas de su edad no deberían pasar por eso, era inhumano, por no decir, cruel. Sus cuerpos apenas se estaban adaptando a los cambios propios, no estaban listos para otros de aquella magnitud.

Pero en aquella situación, ¿qué podía hacer? Aloanni ya estaba en cinta. Lo único que le quedaba era ayudar en el alumbramiento.

—Escucha Aloanni, lo que te pasa es grave —le dijo, mientras hacía un ademán con la mano para que las demás chicas se callaran —, por lo que seré honesta contigo —la niña la miró, conteniendo un grito —. No voy a poder sacar a tu bebé del modo tradicional debido a que no se acomodo en la posición correcta...

—Entonces, ¿cómo lo sacaras? —la interrumpió Zaeli.

Eyra la miró mal, odiaba las interrupciones durante el diagnóstico.

—Bueno, no es una de mis opciones favoritas, pero dadas las circunstancias no veo que haya otra opción más viable —todas la miraron —. Puedo hacer una incisión que me permita sacar al bebe, pero en consecuencia sufrirás un desangramiento grave que puede, en un gran porcentaje, matarte.

Una exclamación grupal se escuchó, seguido de un gemido de dolor por parte de Aloanni.

—¡¿Estás loca?!

—¡La matarás!

Eyra lo sabía, pero debía intentarlo, de lo contrario, perdería a ambos.

—Lo sé, pero en este tipo de situaciones deben entender que estoy tratando con dos vidas —se giró hacia Aloanni —, así que tendrás que elegir. Puedo salvarte a ti, con la posibilidad de que lo vuelvas a intentar en el futuro cuando tu cuerpo esté en óptimas condiciones, o puedo salvar al bebé, con tu muerte en altas probabilidades.

Aloanni ni siquiera lo tuvo que pensar, puesto que ser madre no estaba en sus planes, además la idea de sacrificar a uno para salvar al otro le resultaba repulsiva.

—Escucha, sé que esto no es fácil... —le dijo Eyra, pero Aloanni dejo de escuchar. Eyra no tenía derecho a decirle algo, no había vivido los horrores que ella. Su único trabajo era atender a los cazadores, los monstruos que la habían traído a Avirac y la habían puesto en aquella situación.

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⏰ Última actualización: May 12, 2023 ⏰

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SANGRE DE DRAGÓN | Hiccup HaddockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora