PREFACIO

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Eyra miró al dueño de aquellos orbes tan iguales como diferentes de los suyos. Lo conocía, a él, su historia y el porqué de sus acciones y lo entendía, pero, aun así, no podía acompañarlo. No importaba que fuera su deber. No podía decidir, mucho menos, cuando tenía que elegir uno entre los dos mundos en los que vivía.

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SANGRE DE DRAGÓN | Hiccup HaddockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora