CAPÍTULO OCHO

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¡Buenas noches amores! ¡Es viernes y hay nuevo capítulo! ❤ Sé que ha pasado un tiempo pero intento actualizar pronto ❤ Tal vez más tarde o mañana publique otro capítulo de esta hermosa historia porque amo como va quedando ❤

Espero que les guste este nuevo capítulo también a ustedes ❤ y estaré leyendo los comentarios :3 

Con amor, Beth! ❤

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Magnus estaba sorprendido la bienvenida que habían recibido pero Alexander lo estaba aún más. Vio como la manada McCall era muy diferente a la de Luke, ninguno de esos chicos los miraron con recelo u odio, sino con alegría y cierta curiosidad.

Todos festejaron cuando supieron que los cachorros estaban bien y que Magnus había aceptado ayudar a Derek y Stiles por los meses siguientes.

También abrieron los regalos que habían traído para todos y se aseguraron de hacer un brindis en la cena, no solo por los invitados, si no por el buen provenir de la manada.

-Esta es una manada fuerte – susurró Magnus cuando vio como el Alfa miraba con cariño a Stiles y lo escuchaba atentamente.

-Lo son, aunque parecen más una familia que una manada – respondió Alexander mientras veía como Peter y Noah se abrazaban.

- Eso los hace fuerte – ambos se miraron y sonrieron, estaban frente a eso que ellos habían deseado tener y tal vez ahora podrían conseguirlo.

- ¡Hay que brindar! – Scott estaba eufórico por la llegada de su hermano y de Derek, dejó a Malia en el sofá donde ambos estaban sentados y se unió a Stiles y el lobo.

-Toma – Cora le tendió a su hermano una copa de jugo de naranja ya que no podía tomar alcohol – ahora si podemos brindar.

- ¡Por la familia! – todos levantaron su copa y luego repitieron las palabras del Alfa.

Todos allí, excepto Alec y Magnus, recordaban cómo habían empezado. Cómo la manada había comenzado cuando la mayoría de ellos tenía solo dieciséis años. Habían pasado muchos años desde ese entonces. Habían aprendido que podían confiar en Peter, Scott había aceptado que la mordida había sido un regalo, uno inesperado pero al final había salvado su vida. Lydia aprendió que su poder iba más allá de sentir la muerte, era capaz de evitarlas gracias a las voces. Liam ahora controlaba mejor su temperamento y no perdía el control en las lunas llenas, Theo, quien se había unido a la manada, había entendido que se podía tener una manada sin tener que matar para conseguirla. Malia había recuperado lo que la loba del desierto le había arrebatado, a su familia, tal vez no estaban todos pero tenía a su padre adoptivo y a Peter junto a ella y también a Noah, y a Melissa, quien era como su madre, a Chris, quien era extraño, pero que la cuidaba igual. A lo largo de esos años había perdido a sus amigos pero ahora tenían la suerte de tenerlos de nuevo y no iban a desaprovechar la oportunidad.

Cora, quien había pensado que estaba sola desde que tenía solo once años, estaba sentada junto a su hermano mayor, su tío estaba cerca y pronto sería tía de dos hermosos niños. Si, aún dolía la ausencia de su familia, los recordaba siempre pero su pecho cada vez dolía un poco menos y eso era gracias a la manada que le había dado la bienvenida. La loba incluso podía admitir que había una persona que le daba esperanzas en el amor, la suave sonrisa que adornaba su rostro le hacía querer sonreír también y pensar en que tal vez ella también tendría una oportunidad para ser amada.

Alec aceptó contar algunas anécdotas pero Magnus fue el que más habló esa noche, sabiendo que su esposo no podría contar muchas cosas sobre su trabajo.

HALE'S AL CUADRADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora