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Era un jueves por la tarde. Para todos, un día común de semana, para Alex, uno más de su vida  monótona actual, a excepción que tendría otra sesión con Amidala.

El menor esperó a que David saliera, dejó pasar exactamente 1 hora antes de confirmarle a su psicóloga que si estaría en casa para la reunión pendiente. Un par de horas más tarde, sonó el timbre como de costumbre.

Hola, Alex. Traje el helado que me pediste- saludó la chica con una risa, extendiendo la bolsa que llevaba en manos.

Hola. Gracias, pasa- él se hizo a un lado, cerrando la puerta después de que la castaña haya pasado.

Luego de una visita rápida a la cocina donde recogieron un par de vasos con agua, fueron directo a la sala. Hubo un gran silencio que pareció ser eterno, hasta que la chica decidió romperlo antes de que se tornase más incómodo.

Entonces, ¿Hay alguna razón en específico por la que me hayas llamado hoy?- se aclaró la garganta, y Alex pudo notar la preocupación en su voz.

Yo... sí- replicó finalmente Alejandro- aunque, no sé por dónde empezar. 

Y en ello, el chico no mentía. Así como algunos de sus pensamientos se fueron después de la visita y charla con su amigo, otros nuevos surgieron. Todo por culpa de aquella voz en su cabeza que buscaba sabotearlo, esa misma que silenciosamente y sin hacerse notar, se acercaba cada vez más a su cometido.

*

A Alex no le sorprendía que Fargan ya no disimulara aquellas noches donde llegaba tarde. Sin embargo, luego de lo sucedido en los últimos días, desarrolló un temor de que un día, simplemente no volviera más. Él había dado bastantes señales mostrando su desesperación, cosa que a cualquier otra persona ya hubiera asustado y provocado que solo quieran salir corriendo de aquel lugar.

Estaba claro que el mayor no era un dramático, pero tampoco era alguien que tomara las cosas a la ligera. Aquella ansiedad le impedía dormir por las noches, por lo que empezó a quedarse en el sofá seguido, vigilando la entrada con la excusa de que estaba leyendo algún libro.

Ese día, su cuerpo no dió para más. El cansancio acumulado de las tareas, sus preocupaciones y el resultado de uno de sus medicamentos logró que por una noche, pudiera profundamente descansar.

Al día siguiente, lo despertaron dos sensaciones: el calor de los rayos del sol que entraban por el ventanal y el calor producido por la manta que tenía encima. Manta que él, recordaba no haber llevado la noche pasada.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2023 ⏰

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hipofrenia; fargexbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora