Criaturas de la oscuridad (Alien / fanfiction)

'Parks, Thadeous'

Interior de la estación SS NYX

Ductos de ventilación, sección 16, cubierta 9

Gotas de sudor perlaban la frente de la Ingeniera Mecánica Blake Gibson mientras reconectaba el cableado del panel de alumbrado recortando el plástico aislante de un par de cables sueltos dentro de un conducto de aire poco iluminado de la sección. Ajustó la lamparilla pegada a la correa sujeta a la cabeza al sentirese mareada dentro de la angosta cavidad. El corazón le latía con fuerza al faltarle el aire. Le parecía como si los pulmones se le cerrasen de un momento a otro y las paredes comenzaran a encogerse, como si estuviese dentro de una lata de sardinas.

<<Esto no puede estar sucediendo, no cuando Cheng se ha ido>> se dijo dejando caer las tijeras corta cables a un costado para apoyar ambas palmas sobre el piso metálico al nublársele la visión por culpa del sudor. Bajó la cabeza entre los brazos apretando los ojos al acelerársele la respiración. La chica pelirroja (algo regordeta, de pecas salpicándole los pómulos, nariz y la parte baja de la frente) se recordó respirar como le había enseñado su consejera cada vez que sentía esa recurrente aversión a los espacios pequeños.

Aspiró profundo llenando los pulmones mientras contaba hasta tres, contuvo el aire durante otros tres segundos para luego soltarlo lento por la boca. Continúo con el ejercició hasta que el mareo cedió de a poco.

Desde los nueve años le aterraban los lugares cerrados después de que en el colegio quedó atrapada "accidentalmente" (por un grupo de niñas que le encerraron), dentro de un baúl por poco más de tres horas antes de que la profesora abriera la cerradura sacandola apenas consciente. De ahí en adelante los episodios claustrofóbicos hacían acto de presencia cuando menos se los esperaba, aun y cuando la mayoría de las veces se le asignaba junto a su amigo Cheng (su amigo de la infancia) a recorrer aquellos conductos para reparar desperfectos. Su respiración y pulsaciones comenzaron a normalizarse poco a poco. Despacio abrió los ojos alcanzando a ver las tijeras corta cables frente a ella, así que extendió el brazo para recogerlas guardandolas en el rollo portátil de piel con sus otras herramientas. Reptó lento en dirección la salida del conducto donde dejó caer el rollo de piel fuera del conducto para sentarse en el borde de la abertura apoyando las palmas en el canto. Bajó las piernas hasta que sintió bajo las botas el escalón.

A mitad de la escalera de tres metros, un temblor recorrió de arriba abajo le recorrió el cuerpo, de nuevo las palmas comenzaron a sudarle, así que tubo que detenerse para poder controlar sus emociones. Sintió de nuevo que el corazón le estallaba al faltarle el aire, esa presión en en el pecho trajo consigo un mareo tal, que dejó de sujertarse a la escalera, callendo como en cámara lenta al piso metálico. El golpe la regresó a la realidad y casi de inmediato sintió un dolor intenso en el brazo derecho como si un fuego lo recorriera. En posición fetal recostada en el piso frío, apretó los dientes.

Minutos después (los que le parecieron eternos), reunió todas sus fuerzas para levantarse apoyándose en la pared e impulsándose con ambas piernas. Tomó del suelo el rollo de piel cuzando con dificultad la correa sobre el hombro izquierdo en dirección a los ascensores. En lo único que podía pensar al montarse al elevador era en llegar a la sala de urgencias del tercer nivel sin importar que él estuviera de turno. Al abrirse las puertas se encontró con la mirada inquisitiva de un chico asiático alto, delgado de cabello oscuro y facciones finas.

-¿Qué pasa? -quiso saber el chico al ver que sostenía el brazo derecho

-No mucho, caí de la escarela -respondió la pelirroja

-¡Te he dicho cientos de veces que tengas cuidado! -suspiró Cheng- ven, dame el brazo, te llevaré a urgencias.

Paso el brazo izquierdo de la chica sobre sus hombres ayudándola a caminar.