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-Buenas noches-. Saludó Marina ansiosa por entrar a la casa de Lucy.

Al entrar se encontró con Emily. La abrazó y besó su mejilla.

-Marina, te seré sincera. Vi las fotos... ¿por qué estaba Lizzy contigo? Dios mío santo, cuando vi las fotos quedé impresionada-. Emily bebió un poco de su copa para relajar sus venas, que ardían.

-Eso pasó hace... no sé cuánto tiempo y ¿recién ahora puedes hablar con nosotras? Marina, no entiendo ¿PUEDES EXPLICARNOS TOOOODAAAS ESAS FOTOS?-. Lucy se puso histérica.

Marina comenzó a enojarse, no soportaba a sus dos mejores amigas casi gritando, preguntando sobre un tema que ni ella sabía cómo sentirse. Sintió como la presión la hacía enloquecer: -Silencio... si hablan ambas a la vez y no me dejan ni respirar ¡JAMÁS PODRÉ EXPLICARLES ESTO!-. Gritó enojada, sus dos amigas se sorprendieron un poco. Nunca la habían visto con su rostro tan rojo de la rabia, ni sus ojos perdidos: -OJALÁ ENTENDER TODO LO QUE ESTÁ PASANDO, PERO NO PUEDO, APARECIÓ EN MI VIDA DE LA NADA Y NOS HEMOS ENCONTRADO MUCHAS VECES-.

Emily se levantó de su asiento y se acercó a Marina, sus dos manos agarraron los antebrazos: -Oye... está bien. ¿Necesitas desahogarte?-.

-Apareció en mi mejor momento... volvió a aterrorizarme. Estoy tan confundida, fue la primera mujer que realmente amé-. Emily la abrazó fuerte, demasiado fuerte, tan fuerte que le dió toda la seguridad. Marina se dejó caer en sus brazos mientras lloraba, quedando de rodillas en el suelo, abrazando las piernas de Emily.

Lucy con sus ojos cristalizados se acercó, sentándose en el suelo y abrazándola por la espalda. Le dolía ver a su amiga así, ni siquiera la vió de esa forma cuando estaba en el hospital.

-No la odio, no la puedo odiar y entiendo, la entiendo tanto... Tenía una doble vida y aún así la entendí, entiendo sus motivos, sé por qué le daba miedo tener algo conmigo, su novio podría haberla matado de todas formas y lo entendí. Por eso fui y lo enfrenté, prefería morir yo, no fue así... Ambas estamos vivas, debí haber muerto... tenía que morir ¡Yo debía morir! ¡DEBERÍA ESTAR MUERTA! Nada de esto estaría pasando-.  Gritaba con dolor, su garganta se desgarraba: -Ni siquiera mis padres me quieren... ¡YO DEBÍ HABER MUERTO! ¡SOY UN MALDITO FENÓMENO!-. Se aferraba tan fuerte a las piernas de Emily que no se daba cuenta que la estaba lastimando.

Emily no le dolía eso, le dolía ver a su amiga de esta forma. La había visto en una depresión enorme, pero no era de esta forma. Ahora estaba soltando todo lo que nunca soltó en años.  Lucy lloraba despacio abrazando la espalda de Marina, escuchando como gritaba y lloraba. Emily se agachó para abrazarla. Las tres se aferraron en un abrazo.

-No digas eso, Marina. Tú no sabes lo feliz que soy estando a tu lado. Eres tan especial, cuando te veo me siento mejor, me haces reír, siempre estás dando amor incondicional y eres tan leal. Si a ustedes les pasa algo, pasaría el resto de mi vida... Dios, no quiero pensarlo-. Lucy besó la frente de ambas.

-No te podemos dar un buen consejo sobre Lana y Abigail. Déjate fluir y si sigues sintiendo cosas por Lana, deberías terminar tu relación antes de que sea peor ¿sí? nada duele para siempre. Pero siempre debes tener claro que eres muy valiosa, eres la mejor persona. Nunca te sientas mal por ser tú-. Emily limpió las lágrimas de su mejor amiga.

Marina había quedado sin energía, se sintió un poco más aliviada, luego de haber gritado y descargado toda su furia.

-Hoy dormiremos juntas. Hagamos algo... como en los viejos tiempos-.

-Vamos a beber-. Marina se levantó del suelo, agarrando su bolso.

-Vamos-. Todas tomaron sus cosas.

[LARINA] No Le Digas A Nadie  [Marina G!P] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora