8: Vida

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Era un nuevo día y Miguel no había podido dormir nada, durante toda la noche estuvo luchando contra las ganas de fumar, ahora sabía que no lo hacía solo por soledad, el fumar se había convertido en un vicio hecho y derecho.

Durante toda esa complicada noche lo estuvo acompañando Javier quien con pláticas de su tiempo fuera y mucha pero mucha paciencia hizo que pudiera superar su primera noche, después de bastante, sin caer rendido ante la necesidad incontrolable de fumar.

Su amable trabajador ahora estaba dormido en el lado izquierdo de su cama y estaba en todo su derecho después de que fuese él quien lo aguantó durante su primera mala noche de abstinencia de tres. Ayer, Javier le dijo que la nicotina se tardaba de tres a cuatro días en eliminar del sistema y los síntomas de abstinencia podían tardar hasta dos semanas en desaparecer por lo que parecía que venían tiempos complicados.

Sintiendo un dolor de cabeza mortal, bajó a la cocina por un vaso de agua para tomar un ibuprofeno y comer algo. De camino se encontró con Matt, el castaño le regaló una mala cara y continuó su camino, por aquella acción se regañó mentalmente ya que sabía bien que su mayordomo no había hecho nada malo.


-Debería disculparme con él- dijo siguiendo con su camino.




[...]




Después de desayunar algo y de pelearse con sus empleados por más comida ya que sentía la necesidad de comer y comer, se fue a sentar bajo la sombra del gran árbol de su jardín. Sabía bien que debía evitar entrar en contacto con otras personas para evitar dañarlos pero el alejarse de todo en estos momentos hacía que sintiera ansiedad, que sintiera ganas de fumar. Miguel apretó fuertemente los puños y cerró los ojos, debía relajarse, debía respirar. Sabía que si fumaba ahora la noche en vela y la paciencia del azabache habrían sido en vano por lo que sintiendo la ansiedad más presente trató de enfocar su mirada en el cielo. Estuvo así por un largo rato hasta cuando volvió el insoportable dolor de cabeza. Con su mano derecha en su sien se quejó internamente de sus malas decisiones.




[...]




Ya había pasado una semana y Miguel parecía mejor. Los síntomas de abstinencia ahora eran poco perceptibles por lo que ahora podía regresar a ser el mismo joven amable que siempre fue aunque su amigo no parecía estar del todo bien, Javier tenía unas notables ojeras por no dormir del todo bien y siempre estaba a punto de quedarse dormido, esto al rubio no le parecía del todo bien, no quería seguir consumiendo a su amigo por lo que salió de la cama con cuidado para no despertar al azabache, ya que desde hace una semana habían estado compartiendo cama,  bajo las escaleras para ir a buscar el desayuno de su amigo pues Mike había decidido que hoy Javier la pasara en su cama.




[...]




Ya estaba de camino a la habitación con una bandeja con comida y bebida que tanto amaba su amigo cuando en las escaleras lo escuchó hablar con Matt.


-Niño, te ves fatal ¿A caso no te das cuenta que hacer esto por él es una estupidez? Te está acabando- se escuchó al mayordomo decir.

-A veces las personas hacemos cosas estúpidas por dos razones: la primera es porque en verdad aman a alguien y la segunda es porque la persona es estúpida- se escuchó del azabache.


Miguel solo esbozó una media sonrisa y siguió su camino, cuando se encontró con el azabache le dijo que hoy él debía centrarse en sí mismo por lo que juntos regresaron a la habitación, allí mientras su empleado se sentaba en la cama, el rubio abría un poco las cortinas y las ventanas para darle paso al sol y al aire fresco.

-Bien, regreso en un par de horas, debo sacar a pasear a Willy- habló Mike con una sonrisa -tú procura descansar hoy y toda la semana porque no quiero que sigas durmiendo mal.


Sacó de su armario ropa cómoda, se cambió en el baño y tomó la correa del pequeño can.




[...]




Durante todo el paseo se la pasó pensando en la corta que escuchó en las escaleras, tenía que darle la razón a Matt, en verdad cuidar de esa manera a tu jefe era realmente estúpido por su parte, aguantar su irritabilidad, su ansiedad y todo lo que aguantó le parecía algo demasiado cordial de su parte. No iba a desestimar su trabajo ni a sentirse basura por todo lo que hizo, la verdad es que sabía bien que el chico lo hacía porque lo quería y jamás iba a negar algo que él quisiera hacer pero si estaba molesto consigo mismo por haber caído en desesperación ante la soledad, sabía bien que ahora el nuevo paso que debía dar era el de ir a un psicólogo.




[...]




Después de varias horas y de que el sol esté a punto de ocultarse, regresó a su hogar. Después de bañarse y de cambiar su ropa fue a sentarse bajo el gran árbol a ver la puesta de sol. Miguel amaba demasiado este momento del día pues se podía sentir una agradable paz en el ambiente, inhalando profundo, cerró lentamente los ojos y cuando casi estaba a punto de dormirse sintió a alguien sentarse a su lado.

-Lo te dije que debías quedarte en cama hoy- le dijo sin abrir los ojos, sabía bien por el aroma que tenía que era Javier.

-¿Qué esfuerzo hago al venir a sentarme contigo aquí afuera?- le dijo -Es solo que te vi calmado y me dieron ganas de compartir esa paz. Además ¿La vida no está hecha para compartir estos momentos con las personas que te quieren?.

Miguel solo sonrió, tenía razón. Qué sentido tenía una vida donde no compartes los momentos de paz con alguien.

-Sabes Javier- habló el rubio clavando su mirada en su amigo -Dicen que aprecias más la vida cuando estuviste a punto de morir o cuando sales de una situación complicada y para mí fue así, aprendí a apreciar más la vida en esta semana cuando sentí que durante un largo mes todo contra lo que había luchado durante años me empezó a asfixiar. Desde que trabajas para mí recordé cuanto amor le tenía a mi trabajo, recordé la calidez de la compañía y Ahora que volviste me devolviste algo que había perdido hace años.

-¿Qué cosa?

-Mi amor por la vida.

Después de decir eso hubo silencio, cada uno se puso a ver algo distinto y en medio de sus pensamientos nació una nueva canción. Ahora tenía que escribirla antes de que reciba la llamada de mañana.


-¿Tienes ánimo para hacer un último trabajo?.

-Siempre estoy con ánimo para trabajar


Junto a las frases que estaba pensando para la canción reflexionó acerca de la vida y se dio cuenta que la vida es demasiado frágil para desperdiciarla en cosas que nos hacen daño.

Esa noche de composición decidió que quería desperdiciar su vida con cosas que le hacían bien.

Estrella [Mikellino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora