Resolviendo los problemas del pasado

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-Desde el principio- dijo el señor que estaba sentado a mi lado en la cabina. Este era un señor obeso con el cabello peinado hacia atrás, una camisa abierta hasta la mitad del pecho y lleno de cosas de oro.

Tú desde el sitio donde estabas soltaste un cansado suspiro y con razón, habías pasado todo el día grabando una de las ocho canciones que tenías que grabar.

-¿No cree que debería dejar que descanse un poco la voz?.

-Niño, no te metas en los asuntos que no te competen- me respondió mirándome por encima del hombro, cosa que hizo que me enojase un poco mas traté de calmarme

-Pero lleva toda la mañana...

-Una palabra más y te largas ¿Me entiendes?- dijo interrumpiéndome -Y tú Miguel empieza de cero.

Ya para este punto se me hizo demasiado difícil contener mi rabia, toda la maldita mañana ese imbécil se la pasó comportándose como un estúpido contigo y mientras tanto yo me aguanté una vez tras otra las ganas de ponerlo en su lugar.

-¿Qué mierda fue eso?- el gordo se levantó de la silla y entró donde estabas, yo no pude escuchar nada de lo que ese desagradable ser te decía, solo pude observar con los puños cerrados como fruncías el ceño mientras él escupía con rabia palabras que no entendía. Después de pasar un rato así salio -Y tú, maldito estorbo que piensa que sabe cómo funciona mi trabajo- me dijo señalándome -coge a ese maldito inútil y lárgate de aquí. Los veo mañana en la mañana y espero que él venga preparado para grabar hasta que le sangre la garganta y que tú vengas con el pico sellado, si mañana escucho una palabra proveniente de ti juro que haré que limpies mis zapatos con la lengua.

Ya estaba realmente harto del tipo y cuando estuve a punto de partirle la cara con mi puño pensé en ti y en los problemas que te podría causar. Apretando los dientes tomé tu mano y salimos de ahí azotando la puerta.

[...]

-¿Desde hace cuánto aguantas a ese maldito cerdo?- te pregunté mientras conducías de camino a casa -juro que si mañana es igual voy a partirle la nariz.

Tú no respondiste nada y seguiste mirando el camino, la verdad era que si yo estaba enojado por haber pasado cinco horas sentado a lado de ese asqueroso cerdo no me imagino como te sentías tú después de años trabajando con él, quizá ya te habías resignado y solo lo aguantabas agachando la cabeza. Después de pensar eso puse mi mano sobre la tuya que descansaba en la palanca de cambios y con mi dedo pulgar acaricié con delicadeza el dorso de tu mano.

[...]

Cuando llegamos fuiste a tomar algo para el dolor de garganta y yo me recosté bajo el árbol a esperarte. Cuando llegaste te sentaste en el espacio que había entre mis piernas y te acurrucaste en mi pecho.

-Estoy bastante cansado de eso- me dijiste mientras apretabas con fuerza la sudadera que tenía -necesito escapar de ahí- comencé a dejar pequeñas caricias en tu espalda para relajarte un poco para que pudieras continuar -Es solo que temo que tenga razón en que ninguna otra casa me dé la oportunidad.

Ante eso solo pude poner una media sonrisa en mi rostro

-Sabes, no es porque sea tu novio ni nada pero me gustan tus canciones, además tienes una bonita voz, y por sobretodo- antes de continuar tomé tu mentón para mirarte a los ojos- tienes el espíritu y las ganas que se necesitan para ser un gran artista. Así que no tengas miedo ¿Si?.

Con dulzura besé tus labios y con ese beso te dije que afrontaré contigo cualquier cosa que venga en el futuro.

[...]

Después de varios meses de lucha en los tribunales, demandas y de pérdida de dinero, pudiste terminar con ese contrato asqueroso que te mantenía en una jaula con las alas cortadas.

Cuando salimos de la corte gritamos de alegría y al llegar a nuestra casa nos lanzamos al césped para celebrar que después de pasar tantos años de mierda haciendo lo que ese hombre quería puedes ser completamente feliz.

-Ahora solo hay que conseguir un nuevo trabajo- tu sonrisa era tan brillante, mi corazón en respuesta empezó a latir rápidamente y mi cuerpo se lanzó sobre ti para besar con euforia tu rostro. Te juro que parecía que yo estaba más feliz que tú. Ante mis muestras exageradas de amor solo soltabas risitas.

[...]

-¡¿No quieres empezar a trabajar para mí?!- le preguntaste al hombre que estaba a punto de irse por la puerta.

Después de romper el contrato todos los que trabajaban en la casa se tenían que marchar pues jamás trabajaron para ti, eso te tuvo deprimido durante todo el día y vi como en un momento de arrebato le gritaste desde las escaleras a Matt para que no se fuera.

El hombre dejó sus maletas en el suelo y levantó las cejas con incredulidad, probablemente porque no sabía cuánto lo estimabas.

-¿Por qué debería trabajar para un niño malcriada que solo me causaba problemas?- te dijo de regreso.

-Porque no hay nadie más calificado que tú para tolerar mis problemas de niño malcriado.

Matt soltó una grave carcajada antes de responderte.

-Me quedaré pero soy exigente con el pago.

Tú bajaste apresurado las escaleras como niño en navidad y abrazaste al hombre que durante ese tormentoso tiempo cuidó de ti. Ahora por fin podías sentirte realmente feliz, feliz por el nuevo contrato que tenías en otra disquera, feliz por ahora tener una vida sin tormentos y feliz por no haber perdido a nadie importante.

Estrella [Mikellino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora