Extra: Sustituto del cigarro

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Miguel fumaba tranquilo en el balcón de su habitación, con el cenicero a rebosar de colillas, recordó que hace mucho que no veía al azabache; exhalando el humo recordó cuanto lo extrañaba.

-Ojalá estuvieses aquí- dijo el castaño dejando la colilla en el cenicero.

De su bolsillo sacó su cajetilla y con el fuego del su encendedor quemó la punta de un nuevo cigarro. Una vez más viendo el humo recordó la última noche juntos, recordó como con sus delicados dedos acarició cada centímetro de su piel, recordó como susurró a su oído que lo amaba y recordó como con sus delicados labios besó su cuello.

Rememorar esa noche había acelerado levemente su respiración, para calmar la poca tensión generada aspiró un poco y aguantó el humo más tiempo de lo habitual, mientras dejaba ir lo que sus labios contenían escuchó un corto ruido acto seguido lo ignoró pues a veces Willy tiraba cosas mientras dormía, segundos después sintió unas manos rodear su cintura.

-¿Me extrañaste?- le susurró al oído una voz familiar, una voz que hizo que se estremeciera al instante.

-Si...- exclamó jadeante -mucho...

Miguel sabía bien quién era aquel individuo que ahora estaba apoyando suavemente contra él.

-Has vuelto a fumar- susurró para tomar el cigarro entre sus dedos y apagarlo junto con las otras colillas y cenizas.

-No... No sé qué esperabas- la voz del castaño temblaba -te fuiste durante mucho... Y... Y no soportaba tu ausencia...

Tras ese torpe conjunto de palabras Mike soltó un suave jadeo, Javier se había atrevido a meter sus manos frías dentro de su ropa y ahora estas viajaban dando delicados roces en su abdomen.

-Ahora que he vuelto- dijo para morder delicadamente el lóbulo de su oreja -seré tu sustituto del cigarro.

No se podía resistir al electrizante tacto de su amado, sus besos recorrían su cuello y cuando llegaba a la parte más sensible del mismo su lengua era la encargada de darle atención. Cuando las traviesas manos del azabache subieron hasta su torso soltó un suave gemido y junto con el, arqueó la espalda y apretó lo más fuerte que pudo el barandal donde se apoyaba.

-Aún sigues siendo sensible aquí- comentó de manera sensual mientras se separaba de él. Ansioso regresó la mirada al contrario y este, tomándolo de cuello de la sudadera que llevaba puesta, lo jaló hasta colocarlo frente al escritorio y allí obedientemente se sentó -me encanta cuando eres así de sumiso.

Miguel se sonrojó, no había escuchado esa frase hace demasiado tiempo. La estrella sintió como el bartender lo tomó del mentón y lo besó suavemente, incrementando de manera gradual la intensidad del mismo.

Mike se estremesía sobre el escritorio por las atrevidas manos que se paseaban por su blanco torso, mientras que las suyas descansaban sobre sus hombros clavando de vez en cuando las uñas en esa zona.

-Te había dicho que eso no se hace- el dominante tomó las muñecas del chico, las pegó al escritorio y las inmovilizó con su mano -ahora ya no vas a poder usar tus manos.

La estrella asintió suavemente y volvieron una vez más a empezar con los besos llenos de pasión.

En medio de ellos el castaño sonrió, esa era la señal para detenerse y pasar a abrazarse como una pareja melosa durante horas y así lo hicieron. Los dos de la mano caminaron hasta la cama y se abrazaron fuertemente, se extrañaron demasiado y la fuerza que sus brazos ejercían sobre el otro era una de las pruebas.

-Por favor no vuelvas a irte tanto tiempo- habló suplicante.

-No, no volveré a hacerlo- le dijo el bartender para después dejar un beso sobre sus rizos.

-Te amo...

-Yo más...

Y a partir de ese día Miguel no volvió a probar un cigarro pues cada vez que necesitaba de eso que se había vuelto su vicio, Javier siempre estaba allí para calmar sus ansias.

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Wenas, gente. Recuerden que esto es un extra que estaba pendiente. No afecta para nada a la historia principal.

Estrella [Mikellino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora