Desperté con los primeros rayos de luz que entraban en la habitación, había dormido demasiado bien esta noche, por un momento creí que todo lo que paso había sido solo un sueño, pero enseguida me di cuenta, por la felicidad que me inundaba, que era más que real. Javi estaba aquí, había venido hasta la India por mi ¿Cómo habría conseguido averiguar dónde estaba? Solo mi madre lo sabía y él no la conocía, quería preguntárselo, pero me daba miedo estropear el momento, quería notar la sensación de que de verdad empezaba todo de cero, no solo con él, quería que mi vida comenzara ahora, que no hubiera un pasado, solo un presente y un futuro, solo así dejaría de comerme la cabeza y podría ser feliz.
Tras ducharme y vestirme bajé a la cafetería a desayunar, más que nada para encontrarme con Javi. En una mesa estaba sentada Bárbara, así que me senté con ella y le conté que la conversación del día anterior no podría haber sido en mejor momento, le conté el motivo, la llegada de Javi, ella se alegró mucho.
- Ese chico de verdad te quiere
- Eso parece, estoy tan ilusionada, jamás creí que volvería a estarlo…
- Pues eso es perfecto, aprovéchalo
- Lo haré
Seguimos hablando un rato más, sin darme cuenta de que Javi se había acercado a nuestra mesa hasta que hablo.
- Buenos días señoritas, ¿os importa que me siente con vosotras?
- Claro que no- respondió con una sonrisa Bárbara, le di un golpecito en la pierna para que supiera que era él y ella me sonrió asintiendo.
Estuvimos un rato charlando animadamente, hasta que Bárbara se excusó para marcharse diciendo que tenía cosas que hacer, yo sabía que no era cierto, pero entendí que quería dejarnos solos.
- Bueno ¿qué tal son las cosas por aquí?
- No quiero estropear esto, pero me gustaría saber… ¿cómo supiste que estaba aquí?
- Eres muy curiosa Sandra y me gusta que seas así, sin embargo no te lo voy a decir, no todavía- hice un puchero para ver si había suerte pero nada- puedes intentar lo que quieras que no te lo diré- entonces sonrió y al ver esa sonrisa noté como me temblaban las piernas, estaba más que claro, la había echado mucho de menos.
- Está bien- me rendí- pues por aquí es todo genial, es increíble ver la amabilidad de la gente y la tranquilidad que hay, a pesar de que es difícil acostumbrarte si vienes de la ciudad. Además hay unos lugares hermosos que no te cansarías de visitar nunca.
- Me gustaría conocerlos, pero aún no he visto nada de la ciudad.
- Pues no se hablé más- le estiré la mano y le lleve fuera del hotel, no me di cuenta hasta después de un buen rato, que no le había soltado la mano, avergonzada la solté despacio y seguí caminando, el me miro con una sonrisa, pero no dijo nada.
A pesar de que tampoco conocía muy bien la ciudad le enseñé todo lo que había visitado con Bárbara, me encantaba ver sus expresiones de fascinación al ver algunos de los más bellos monumentos. He de reconocer que aún tenía miedo, sin embargo iba a intentarlo, aunque esta fuera la última vez, al fin y al cabo, quien no arriesga no gana y yo quería ganar de una vez por todas.
Pasamos una mañana estupenda juntos y después llamé a Bárbara para comer los tres en algún sitio, ella había sido de gran ayuda para mí y no quería dejarla sola, quería que ella también fuera feliz, que encontrara a alguien y esperaba que no le hicieran daño. Ella aceptó encantada así que decidimos comer en un sitio diferente, para no meternos otra vez en el hotel. Fuimos a un restaurante cercano que tenía muy buena pinta.
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Algo inesperado
RomanceSandra es una chica que ha cumplido su sueño de tener una revista, su padre le pide que contrate a un fotógrafo que es hijo de un amigo suyo, lo que ella no sabe es que el chico con el que se besa cuando sale con sus amigos una noche sera el que apa...